FRANCIA

LA ROCHELLE – EL FARO Y SU ESTAFADOR (2004)

Hermoso puerto y ciudad. Está en Nueva Aquitania, en la costa Atlántica cerca de Rochefort. Tiene calles medievales un puerto muy protegido con murallas y torreones el cual podía ser cerrado el acceso con cadenas. La diferencia de mareas es importante y para nosotros nos inquietaba ver la imitación de mala calidad del faro de San Juan del Salvamento. El realizador de este proyecto Andre Bronner no tuvo ningún tipo de escrúpulos e hizo algo semejante. Solo se basó en una foto de 1898 del Barón de Gerlache en la expedición del Bélgica que pasó por el lugar y obtuvo la única fotografía de ese faro en funcionamiento.

Lo hizo a la mitad del tamaño tal cual el que emplazaron en Isla de los Estados en San Juan de Salvamento. Este aventurero explorador estaba encandilado por Julio Verne y el Faro del Fin del Mundo; una hermosa novela de un gran escritor y navegante.

Pero sucedió que mientras instalaban el faro en Isla de los Estados destruyeron todos los restos arqueológicos y se llevaron sin permiso los mismos a Francia, en realidad a La Rochelle. Para qué?? Esos elementos estarían muy bien en Ushuaia  donde podrían ser expuestos. Este Director de la banda respaldado por una Asociacion que juntó la plata (y fueron estafados) para realizar los faros e inaugurarlos en el cambio de milenio: 1 de enero del 2000. La Presidenta de la Asociación vio el faro que reconstruimos con los verdaderos restos en el Museo Marítimo de Ushuaia y nos preguntó porque era tan diferente. Sencillo el mentiroso de Andre nunca realizó un estudio minucioso del mismo. Es así como estafó a sus propios conciudadanos y en Argentina a los que lo apoyaron por órdenes superiores y colaboraron para la el transporte (buques de la Armada) y estuvieron en la inauguración sin saber nada del tema. Por supuesto fuimos a la Universidad y allí nos dijeron que estaban de vacaciones y nos tuvieron dando vueltas por diferentes lugares para cansarnos al mejor estilo francés.

Historia

Se menciona por primera vez a La Rochelle en el siglo xi. Era entonces un pequeño pueblo de pescadores llamado Rochella (un diminutivo de Roche, roca), porque estaba construido sobre una plataforma rocosa. Empieza a desarrollarse y obtiene a finales del siglo xi su estatuto de ciudad libre (por la carta «charte de commune»), deshaciéndose así de la tutela feudal. Por su excelente localización geográfica (cerca de la isla de Ré), crece el comercio y la prosperidad del puerto. Sus socios comerciales predilectos son Gran Bretaña y el norte de Europa. Durante la guerra de los Cien Años la ciudad permaneció en manos inglesas hasta que en 1372 la armada de Castilla (aliada de Francia) derrota contundentemente en sus aguas a la inglesa en la llamada batalla de La Rochelle, facilitando así la posterior conquista franco-española de la plaza.

El cosmopolitismo, el relativo alejamiento de París y las influencias nórdicas hacen que las ideas laicas y luego reformistas se impongan con facilidad. La Rochelle se vuelve de hecho la capital gala del protestantismo. En ella se firman en 1571 las Confesiones de Fe de las Iglesias Reformadas de Francia. Los grandes jefes protestantes, como La Rochefoucauld y Enrique de Navarra, futuro Enrique IV de Francia, se instalan allá, seguidos de los hugonotes (protestantes expulsados de Francia) que obtienen privilegios económicos y desarrollan el comercio con África, Sudamérica y Terra Nova, en Canadá.

La ciudad se aprovecha de los conflictos entre Inglaterra y Francia para distanciarse de París. El rey Carlos IX de Francia, celoso del poderío del puerto, decide retomar el mando enviando un gobernador para dirigir La Rochelle en el interés del reino (y captar algo de su riqueza). Los nobles de la ciudad rehúsan, lo que provoca el asedio del puerto por las tropas reales en 1572. Con la ayuda por mar de los ingleses, la ciudad resiste y obtiene una paz negociada. A principios del siglo xvii, los protestantes representaban el 90 % de la población. La prosperidad está asegurada por el comercio tradicional del vino y la sal, la pesca del bacalao y el nuevo comercio de las pieles provenientes de Canadá.

Sin embargo, la monarquía gala se convierte al absolutismo con el cardenal Richelieu y Luis XIII, y no tolera ya la autogestión de una ciudad del reino, rica, protestante y de dudosa fidelidad para con la corona. En 1628 las tropas reales asedian la ciudad por tierra y mar para no repetir el error de medio siglo antes. Los ingleses no logran compensar la inferioridad de los asediados y la ciudad es vencida. Pierde todos sus privilegios menos la libertad de culto (por poco tiempo) y muere uno de cada cinco habitantes. El comercio se derrumba, el cambio de política religiosa lleva a las conversiones forzosas al catolicismo, religión de Estado, y familias enteras huyen a New Rochelle en América.

En el transcurso del siglo xviii culmina el comercio triangular entre África, América y Europa (esclavos de Cabo Verde y Guinea son llevados a las plantaciones de Santo Domingo, de donde se trae el azúcar, el café y el colorante índigo). La Rochelle es en aquella época el segundo puerto negrero de Francia tras Nantes. Esta prosperidad no resiste a las revueltas negreras de Santo Domingo, que conducen a la prohibición de la trata de negros. Al final del siglo xix se construye un puerto con capacidad para acoger grandes bous y la economía se recupera. Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupada hasta el 8 de mayo de 1945, la marina alemana, utilizando mano de obra esclava, creó una de las mayores bases de submarinos del Atlántico, la cual aún existe y que está bajo la supervisión de la Marina francesa.

ROCHEFORT Y SU PUENTE TRANSBORDADOR

Este puente tiene el encanto de todos los que marcaron una época, fines de siglo XIX y principios del XX. Reemplazaban al botero en transporte de peatones y en especial los ciclistas y pocos vehículos. Como el del Riachuelo. Unía barrios de una misma ciudad o no, que los separaba el río. Funciona muy bien. Nos trajo nostalgias del nuestro, en el Riachuelo. El otro que vimos está en la Ría de Bilbao, también en funcionamiento.

El puente transbordador de Rochefort 

Atraviesa el río Charente entre las ciudades de Rochefort (Charente Marítimo) y Échillais, en Francia. Fue proyectado por el ingeniero francés Ferdinand Arnodin, que también diseñó el puente de Vizcaya, que une las dos márgenes de la ría de Bilbao. Fue inaugurado en julio de 1900.

Fue abandonado en 1967, para ser sustituido por un puente de elevación vertical, que a su vez fue demolido en 1991, pocos meses después de la apertura de un nuevo puente de carretera de doble calzada, el viaducto de Martrou. Sin embargo, el transbordador se reabrió en 1994 y constituye actualmente un monumento histórico clasificado, que puede ser utilizado por peatones y ciclistas en el periodo entre abril y octubre. ​

Puente transbordador

El puente transbordador es una estructura que conecta las dos orillas del Charente, entre las ciudades de Rochefort y Échillais sin obstaculizar la navegación del río y constituye el último puente transbordador existente en Francia.

Este puente tiene su basamento en 8 pilares de mampostería, con una profundidad de 19,5 metros en la costa norte (Rochefort) y 8,5 metros en la costa sur (Échillais), sobre los que se levantan 4 torres de metal de 66,25 metros que se encuentran 2 × 2 en ambos lados de la Charente. Un tablero de 175,50 metros de largo, a una altura de 50 metros sobre el agua, conecta las cuatro torres.

Los trabajos de construcción del puente y reemplazar un ferry que resultaba insuficiente para cubrir el tráfico existente, comenzaron en marzo de 1898 y terminaron en julio de 1900, bajo la dirección del ingeniero Ferdinand Arnodin.

El puente fue inaugurado 29 de julio de 1900, después de 27 meses de trabajo. El coste ascendió a 586.500 francos de ese momento, y puede trasladar hasta 200 personas. Su capacidad es de 14 toneladas. La travesía dura 75 segundos.

CORDES

Cordes o Cordes-sur-Ciel es una de las ciudades medievales fortificadas, más importante de Francia. Fundada a principios del siglo XIII (1222), por Ramón VII de Tolosa, (conde de Toulouse, Raymond VII). Se encuentra sobre un monte con cuatro murallas que rodean al pueblo con sus calles estrechas y tortuosas. Con sus notables puertas – des Ormeaux, de la Jane, du Vainqueur, de l’Horloge – y las soberbias fachadas de casas góticas realzadas con esculturas de extrañas criaturas reales o fantasmagóricas. Es  una hermosa ciudad amurallada medieval. Desde la campiña veíamos un cerro con su cima edificada, luego vimos un cartel que decia CORDES y hacía allí fuimos. Fácil de acceder, no tiene calles muy empinadas pero muy estrechas  y serpenteantes. Es asombrosa. Todo esta como hace cientos de años o, mejor aún, restaurado. Vale la pena recorrerlo y ver sus murallas, puertas y pórticos, torres, decoraciones de muros internos y techos. Cruzar los muros es como entrar a otro mundo  y van apareciendo las sorpresas, como el pequeño mercado y las centenarias posadas-tabernas. En las afueras de la campiña hay grandes palomares de material.

ALBI

Es llamada “la ciudad rosa” por la arcilla usada en su construcción  que proviene dell río que la rodea. No era nuestro propósito llegar a ella, pero cambiamos de opinión cuando nos enteramos que era la cuna de uno de nuestros artistas favoritos Toulouse-Lautrec. Es pequeña y tiene un hermoso puente sobre el río Tarn. Nos dejó perplejo la Catedral del medioevo Santa Cecilia (1282 – 1480). Con estilo gótico e intacta de aquella época no abundan. El museo de Toulouse-Lautrec es interesante, está el famoso sofá que sale en muchos cuadros. Aquí se ven sus primeros pasos y no el torbellino de vida que llevó en Paris. Muchos dibujos, afiches y por donde vivió. Son miles de obras y ensayos, mucho dibujo. No es lo que más me gusta de su trabajo, pero eso es personal y se debe conocer esta parte también.

También está la casa del famoso Jean Francoise de La Perouse, muy cerca del puente viejo. Luis XVI le dio el mando de  la gran expedición del reino con 2 fragatas: La Boussole y l’Astrolabe. 225 hombres, marineros, intelectuales y artistas partieron de Brest en 1785 y navegaron alrededor de Brasil, Chile, Alaska, California, China, Rusia, Australia… naufragando en Vanikoro (Islas Salomon) en el pacífico en 1788. En este viaje se realizó un trabajo preciso y valioso sobre la cartografía e investigaciones científicas. Existe una gran colección de grabados y algunos muy especiales de Tierra del Fuego. Cruzo 2 veces el Pacífico y en Sidney entregó cartas, dibujos y documentos para llevar a Europa. Fue una suerte porque partió y no se supo más de él ni de sus hombres. Naufragó en las Islas Salomón. Se encontraron restos en 1964. Se trata de un gran museo y para un navegante La Perouse fue un hito en la era del descubrimiento. Lo sucedió a James Cook.

En una nota de National Geographic podemos leer:

La capital del departamento de Tarn, perteneciente a la región de Midi-Pyrénées, muestra un conjunto arquitectónico medieval desarrollado durante el siglo XIII, donde resaltan imponentes monumentos de estilo gótico meridional, construidos con la arcilla roja del río que la rodea. Aunque no fue hasta el año 2010 que su centro histórico de 63 hectáreas fue catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, Albi posee desde la antigüedad una gran oferta que intercala el arte y la historia con los paisajes y la gastronomía.

El Puente Viejo edificado sobre el río Tarn en el año 1035 es uno de los más antiguos de Francia y gracias a él la ciudad se convirtió en un importante centro de comercio durante el Medievo, conectando el comercio fluvial de vino, cáñamo, azafrán y cerámica entre las poblaciones locales y los países vecinos como Italia y España. Hoy el puente sigue abierto a la circulación y desde ahí se puede apreciar una maravillosa vista de la ciudad, donde destaca la catedral de Santa Cecilia, el gran orgullo de los habitantes, ya que además de ser el mayor conjunto escultural de la Edad Media del sur de Francia, es la iglesia que contiene más pinturas renacentistas de toda Europa. Su construcción gótica meridional duró 200 años (1282 a 1480) y ofrece un curioso contraste entre la austeridad externa del templo y la suntuosa decoración de su interior, la cual está recargada con frescos de pintores del Renacimiento italiano. Vale la pena entrar para admirar la bóveda, la pintura de El Juicio Final que decora la pared occidental y la sala del tesoro que contiene objetos de arte sagrado de los siglos XIV al XIX. También sus órganos son de gran relevancia, ya que gracias a su atractiva decoración han sido catalogados como los más hermosos de Francia.

Al lado de la iglesia y formando una fortaleza con esta, se localiza el Palacio de la Berbie, uno de los arzobispados más antiguos de Francia y actualmente sede del Museo Tolouse-Lautrec, en honor al artista que nació en esta ciudad en 1864. La estructura presenta un área de jardines asomándose a la ribera del Tarn con vista al Puente Viejo, ofreciendo uno de los rincones más acogedores de Albi. Sin embargo, lo más interesante del palacio es la exposición de más de mil obras del pintor, fondo que constituye la mayor colección pública en el mundo dedicada al icono del París de finales del siglo XIX.

Después de visitar el museo, vale la pena disfrutar un buen café en cualquiera de las terracitas de la plaza de Santa Cecilia, o bien, ir a degustar la gastronomía francesa en el Mercado Cubierto, localizado en la plaza Laperous, que cuenta con varios puestos de frutas, verduras, quesos, carnes, pescado y un restaurante con mesas libres por si los visitantes quieren sentarse a comer lo que compraron en alguno de los puestos.

Para continuar el recorrido, no hay que dejar de visitar las callejuelas de la ciudad, llenas de preciosas casas señoriales con fachadas pintorescas, plazas como la de Sainte Cecile o la iglesia románica-gótica San Salvy que fue la primera sede episcopal de la ciudad entre 474 y 584.

En las orillas del río Tarn también se pueden descubrir preciosos palacios, antiguas fortificaciones y estructuras como los molinos de ladrillo en el barrio de la Madeleine, desde donde se puede observar el río y el casco antiguo.

Si el tiempo lo permite, también se puede realizar alguna visita vinícola a los alrededores, como al Château de Salletes, antigua propiedad de la familia Lautrec y reconocida bodega que se sitúa en el valle del Sodrome, a unos 20 minutos de la ciudad de Albi.

DINAR (2000)


Es una comuna francesa situada en el departamento de Ille y Vilaine, en la región de Bretaña. Se conoce a sus habitantes, en lengua francesa, como Dinardais y Dinardaises. Se trata de un lugar con balnearios de renombre, especialmente entre los ciudadanos del Reino Unido. Tiene en particular cuatro muy famosos. Desde 1921 fue decreciendo el turismo británico, dado que se volcó a las costas del Mediterráneo. Cambiaron de la Costa Esmeralda (Dinard) a la Costa Azul. Dinard cuenta con 407 villas de una espectacular arquitectura que han quedado protegidas como patrimonio. En otoño se realiza el festival de cine británico.

EXPOSICION JULIO VERNE – DINAR (2000)

Fuimos invitados a la exposición realizada por la comuna de Dinard en homenaje a  Julio Verne. Habia una gran cantidad de material, la cápsula que usó Gagarin en 1961, cartografía y miles de elementos. Nosotros aportamos una maqueta del Faro de San Juan del Salvamento, de la Isla de los Estados, bautizado Faro del Fin del Mundo, como la famosa novela de Julio Verne.

Verne nació en 1828 y murió en 1905, por lo que no hay necesidad de conmemorar un cumpleaños con números redondos y, sin embargo, Jules Verne está en el centro de atención para el año 2000, por supuesto. Este visionario de un futuro que a menudo le ha dado la razón, está en el centro de varias exposiciones.

En Nantes, primero, su lugar de nacimiento: en el Musée des Beaux-Arts, los “Extraordinary Voyages” evocan, hasta el 7 de enero  los mundos de tres grandes novelas: subterráneos en “Voyage au centre de la Terre”, sideral en «De la Tierra a la Luna», y submarino en «20.000 leguas de viaje submarino». Con mapas, grabados, astrolabios, trajes espaciales, cohetes … Y, un poco más allá, en el Museo de Historia Natural, «Classifiction» ofrece una «recreación» de artistas contemporáneos, en medio de impresionantes animales marinos.

En Dinard, el Palais des Arts  invita a sumergirse en el mundo del escritor. Todo comenzó con un modelo de 12 metros de altura del cohete «Ariane V», frente a la cápsula «Vostok 1» que llevó a Gagarin alrededor de la Tierra por primera vez en 1961. Numerosos documentos y artículos personales del escritor, incluido un mapa del mundo, su mobiliario de oficina, manuscritos que ilustran su relación con la editorial Hetzel, fueron prestados por el conde italiano que tiene la primera colección privada del mundo sobre Julio Verne. Más adelante, una maqueta del batiscafo de “Arquímedes” y varios satélites y estaciones espaciales confrontan las visiones de Julio Verne con las realidades actuales.

SAINT MALO Y MUSEO LONG-COURS CAP HORNIER (1990-2000)

A St. Malo es inevitable asociarla con el mar. Las razones son múltiples y creo que a nadie le escapa que se encuentra sobre el mar del Norte, en la hermosa Bretagne. Pero por distintas razones, sea que nos queda un poco a trasmano o que las navegaciones clásicas a las que aspiramos desde el sur es ir  hacia el lado opuesto  llámese Brasil, Caribe o Mediterráneo, el resto,  para una gran cantidad de navegantes, nos queda en la nebulosa. Aunque tenía algunos datos más,  como que en la ciudad se encontraba el Musee International Du Long Cours o Cap Horniers donde en un gran libro se registran los pasos de los veleros que doblan el famoso cabo, aparte de  que navegantes de esta zona habían bautizado ‘Cabo San Juan’ al extremo Noreste de la lejana y misteriosa Isla de los Estados durante el siglo XVII.

Rodeada de piedras, puntas de costa que sobresalen a modo de cabos y restingas que forman pequeñas   caletas  y salpicada de islas e islotes se encuentra el puerto al cual hay que brindarle cierto respeto por la gran amplitud de marea  (de 6 a más m.) y la bruma de la zona que obligan a una navegación prolija.

El puerto esta sobre la rivera norte de la Rance, prácticamente en frente de otra ciudad-puerto,  Dinard, también ella medieval pero sin tanta fama. Por otra parte creo que por forma de costa, se podría decir que Dinard es típica de Bretagne, siendo St.  Malo casi una transición hacia Normandía.   Se puede notar esto en las inmediaciones y por su puesto en las playas aledanas

Con el paso del tiempo la ciudad se fue extendiendo rodeando al casco amurallado, el cual fue restaurado a partir de 1945. Por ese motivo pienso que se trata de una  de las  varias ciudades que hay por el mundo donde es  solo valido llegar navegando, o por lo menos, no bien arribados, salir a navegar en las múltiples opciones posibles.

Desde el puerto deportivo , donde el espectáculo de ver varios miles de mástiles de veleros es único, se puede alquilar por un precio que oscila entre  los 160 a 250 dólares por unas 4 horas de navegación, algún   pequeño velero típicamente francés que  llevara a no más de 4 tripulantes además del skipper y a veces algún ayudante. Es la única manera posible de contemplar torres,  murallas y bastiones que dan sobre el mar, el cual, en caso de tormenta,   rompe contra altos palos clavados en la playa para que los muros no sufran el impacto directo. Hacia el fondo de la ciudad  cerca del puerto, se distingue por sus agujas el pequeño castillo, que le da su pincelada señorial. Existen otras opciones también válidas para el apresurado viajero  que es la de tomar el Ferry a Dinard o salir en  algunas de las  excursiones que cada pocos minutos parten de alguno de sus  varias decenas de puertos.

Una vez arribados y con los trajes de agua puestos si llueve o con las zapatillas náuticas y bermudas, o inclusive con algún saco sport si se quiere hacer notar, salvo que sea náutico y acompañado con su correspondiente gorra azul, se debe trasponer una de las grandes  puertas e ingresar a una típica ciudad medieval, de las que hay tantas por Europa, pero con  la gran diferencia del toque marinero en forma constante. Desde los carteles de los comercios, a las indicaciones de las calles y lo exhibido  en las vidrieras, muestran a las claras hasta donde  llega.

Recuerdo que me quede deslumbrado cuando encontramos una librería náutica, si, toda una librería. En ella solo se podía conseguir  elementos referidos a la náutica; desde libros de bitácoras, cartas, elementos de dibujo, revistas, diarios (especiales con el movimiento de buques comerciales) , novelas, relatos, historia, arqueología y etnografía marítima   y por su puesto los infaltables libros del gran Vito Dumas , dos de ellos (en ese momento)  jamás publicados en  Argentina o en realidad en español. Por su puesto que seguimos nuestro zigzagueante   itinerario, dada la rara urbanización del medioevo y la gran  profusión de bares típicamente marineros, comentando   como era que existía una cosa así y que evidentemente, desde el momento que estaba el o los dueños se debía ganar algo, salvo que fueran filántropos , cosa que descartamos inmediatamente ya que por  los precios y su pinta parecían tener antepasados  entre piratas o corsarios. Pero cual fue la sorpresa que recibimos no solo al encontrar otra librería náutica más sino varias de ellas a un promedio de una cada 300 o 400 metros, es decir casi una cada 25 a 30 bares. Cuando me refiero a bares quiero aclarar que ellos, según mi censo,  incluyen desde pequeños bodegones, a grandes terrazas y los típicos piringundines de luz roja en la puerta y todo.

Entre gran cantidad de puestos de venta de pescados y tabaco, incluyendo las pipas con las tallas más estrafalarias imaginables, fuimos aprendiendo un poco su historia. Aparentemente el inicio de esta ciudad se remonta hacia el siglo XII  cuando un grupo de bretones se refugian de una invasión normanda y un obispo emigro hacia el lugar con las reliquias de Saint Maulou. Así fue como con el tiempo  la fortaleza se declaró república independiente. En realidad, dado su carácter, los ‘maluines’ fueron navegantes avezados y especialmente combinaron esta característica con el comercio en todas sus formas.

Sus fronteras hacia el exterior era todo el mundo e interiormente eran patriotas  a su manera. Las disputas que entablaron, dada la codicia comercial que dependía del dominio de los mares, hizo que empresas totalmente comerciales terminaran en brutales  combates con piratas y corsarios, como en el caso de Le  Maire (holandés)  versus  el Vizconde de Chateeaubriand. En cuanto la corona francesa fundo la ‘Compañía Real de Indias’ en 1615 por la cual concedió el monopolio del comercio oriental, los maluines formaron la ‘Compañía Maluina de Indias que navego @por todo el mundo portando su estandarte.

Entre las paradojas que nos presenta la historia de Saint Malo esta que  entre 1695 y 1745 partieron 175 navíos hacia el nuevo mundo y el oriente, volviendo muchos de ellos por el Índico. Lo más raro es que Francia reconoce al marino Bougainville  como el primer francés en realizar la circunnavegación de la tierra entre los años 1790/92. Para lo que nos atañe en forma directa tenemos a Noel Jouin , presbítero, bachiller de la Facultad de Paris, comendador de las Ordenes Militares y ‘cura’  de Saint Malo el que el 29 de enero de 1706 al mando  del Sage Salomon , nombro  al Cabo San Juan  de la isla de Los Estados.

También otro maulin fue el primero que marco lo que serían luego las islas Malvinas. Se trató del Capitán  Fosquet al mando del navío ‘Phelypeaux’ en 1707. Siendo Bougainville el primer francés que oficialmente las toma para posesión de la corona en una expedición que partió de

Por otra parte, durante varios siglos, fue un puerto que constantemente intervenía en los conflictos con Inglaterra además de centralizar el comercio hacia y desde el Canadá  y la pesca de altura en los rendidores bancos  de Terra Nova.

Uno de los lugares claves a visitar es la Tour Solidor. Separada del casco antiguo, se trata de una fortificación del siglo XIV  prácticamente inexpugnable para los armamentos de la época. Está construida sobre un roquerío el cual divide dos hermosas caletas, en donde se han encontrado desde ánforas  griegas y antiguas anclas de plomo a restos de buques de la segunda guerra. Pero es en esta torre donde funciona el museo de Cap Horniers. Una de mis intrigas era poder ver el libro con los nombres de aquellos que doblaron el cabo. Por cierto que es bastante grande pero no así la lista de argentinos.  Me llamo la atención la ausencia de muchísimos nombres que daba por descontado que estuviesen registrados , el motivo lo desconozco.

Entre los elementos expuestos están los cofres de la tripulación donde llevaban todo lo que pudiesen necesitar. Hay trabajos en hueso de ballena, pinturas, grabados, mapas con las rutas de los veleros mercantes. En sí esta cofradía dio como terminada su misión en el año 2.000.

Desde St. Malo una excursión náutica posible es ir a la isla St. Helier  o incluso al Mont St. Michel. Este último, a unas 30 millas de distancia ya se encuentra en Normandía, y es considerada por muchos ‘la merville de l’Occident’. En realidad se trataba de un islote que estaba unido a tierra firme solo cuando bajaba la marea  (ahora lo une una carretera) , en el construyeron en distintas épocas , desde el siglo octavo en adelante , distintos oratorios , capillas y abadías . Plena de hechos históricos y orgullo de ser bastión inexpugnable durante la guerra de los 100 años, el estilo gótico del lado norte y la serie de construcciones que cubren el monte la hacen algo sencillamente increíble. Por mar el desembarque es un poco dificultoso pero el panorama general es majestuoso.

El museo internacional de Long-Cours Cap-Hornier, creado por el conservador de los museos de Saint-Malo, Dan Lailler, se encuentra en el distrito de Saint-Servan en la ciudad de Saint-Malo en Ille-et-Vilaine.

El museo ocupa los cuatro pisos de la torre Solidor, en la orilla del Rance, una fortificación que data de finales del siglo XIV.

Tras la destrucción de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, las donaciones, depósitos y adquisiciones permitieron constituir la colección del museo, que evoca la aventura de los Cape Horner del siglo XVII al primer tercio del XIX, el desarrollo de grandes empresas, rutas de viajes y las regiones afectadas por los viajes de larga distancia

El museo rastrea el descubrimiento del Cabo de Hornos y la vida de Cabo Horner utilizando mapas, retratos de marineros famosos, modelos de barcos, accesorios, fotos y otros testimonios de la vida de los marineros.

Numerosas maquetas, instrumentos de a bordo, objetos modelados por los marineros durante sus travesías o traídos en memoria de escalas lejanas hacen posible soñar con estos extraordinarios viajes en los magníficos veleros de finales del siglo XIX y principios del XX que fueron cargue el nitrato de Chile, madera y trigo de California o Australia, níquel de Nueva Caledonia.

ISLA HORNOS Y EL MITICO CABO (1994)

Este accidente geográfico tiene bien ganada su fama por parte de todos los marinos del mundo. Muchos buques desaparecieron sin dejar rastros en ese tempestuoso y gélido mar del confín del mundo. En realidad se trata de una isla y su primitivo nombre era Hoorn Caap. Fue bautizado de esa forma (enero de 1616) en recuerdo al  puerto de donde zarpó la expedición  holandesa de Schouten y Le Maire. Habían partido de Hoorn, Holanda, en búsqueda de un paso que les permitiera llegar a las Indias Orientales sin doblar el Cabo de Buena Esperanza ( Sud frica) y sin navegar el Estrecho de Magallanes que estaba reservado para la Compañía Holandesa de las Indias Orientales que ejercía el monopolio del comercio con Oriente.

Luego de vivir mil peripecias lograron arribar a Indonesia solo con la «Eendracht» (Concordia), la «HOORN» la habían perdido en Puerto Deseado. Allí se los apresó porque en un primer momento no fue aceptado por las autoridades que hubiesen descubierto otra vía navegable.

En realidad la empresa la emprendieron porque tenían cierta idea de que pudiese tener éxito. Tanto España como los Países Bajos sabían que Drake había navegado el «Mar del Sur» por el sur de Tierra del Fuego y de Este a Oeste.

Recorriendo la isla

La isla de Hornos es la mas austral de las islas Hermite, su terreno está formado casi en su totalidad por turba dura y mantos de granito que permiten llegar hasta el peñón que le dio nombre de «cabo». Existe vegetación abundante y en el extremo sur hay un promontorio de 425 metros de altura que cae en forma de barranco casi vertical y de color oscuro.

Muy próxima a la isla emergen rocas negras e islotes escarpados y cerca de ellos las rompientes hacen intuir la existencia de otros picos  de montañas a poca profundidad. Estos deben haber enviado a pique a más de un navío durante las clásicas tempestades de la región o durante las traicioneras calmas con fuertes corrientes y poca visibilidad.

Las construcciones de isla Hornos 

El «Faro Monumental Isla Hornos» tiene una dotación de la Armada de Chile y del lado este se puede recalar pero se debe pedir autorización previa.

Una vez arriba del acantilado nos topamos con una vereda construida con tablas y elevada del suelo unos pocos centímetros. El motivo es que la turba hace dificultoso transitar la isla.

Un camino se dirige hacia el destacamento y otro hacia un monumento que no logra entenderse bien en un primer momento. Se trata del famoso albatros que ha sido colocado en el lugar. De concepción ultra moderna y pensado para que el fuerte viento del lugar no lo destruya, representa al ave que según la leyenda es la reencarnación de los antiguos marinos y pilotos que perdieron la vida en esa inhóspita región.

Antes de llegar al monumento las dos columnas de mármol nos impactaron con sus leyendas. Una de ellas dice: » Monumento Cabo de Hornos».

“- En memoria de los hombres de mar de todas las naciones. Que perdieron la vida luchando contra los elementos en el proceloso mar austral chileno. – Erigido por iniciativa de la sección chilena de los Capitanes del Cabo de Hornos, Cap Horniers, en el quinto Centenario del Descubrimiento de América. – Diseñado por el escultor nacional Sr. Jose Ballse. – Financiado por entidades marítimas y privados y ejecutado por la Armada de Chile. – Inaugurado solemnemente el 5 de diciembre de 1992. Con Asistencia del Sr. Cmdte. en Jefe de la Armada de Chile , Autoridades de Gobierno y miembros de la cofradía internacional de los capitanes del Cabo de Hornos- Cap Horniers. »

Al pie del monumento, figuran placas alegóricas y rumbos hacia todos los destinos (salvo a Argentina) y placas de los Cap Horniers de Australia y de Holanda.

Ya cerca del destacamento otro monumento puesto por los «Cap Horniers» dice: » Au nom de L Amicale Internationale des Capitaines Au Long Course «Cap-Horniers» en souvenier de tous nos passages de Ce Cap. Cap Horn, nov. 1989 » recuerdan a aquellos navegantes de «Long Course» que en rutas largas como por ejemplo de China o Australia a Europa debían enfrentar al «Cabo» en la condición que los recibiese.

El Faro Monumental, fechado 1902, queda al lado de la Capilla de los Navegantes (Stella Maris) y de la pista para helicópteros. La capilla, con la virgen de los navegantes, impacta por su sencillez y nos ubica en lo ínfimo que es el ser humano ante la grandeza de la naturaleza. Se trata de una sencilla construcción de madera. Iluminada por dos ventanas con cortinas, está decorada con plantas y exvotos de navegantes locales.

En el destacamento nos convidaron con jugo de naranja mientras charlamos plácidamente con el Alcalde Mar y Jefe del Destacamento, Alejo Bustamante; el Asesor de Navegación, Eduardo Otarola y la voz que nos acompañó durante la noche: Patricio Norambuena, Asesor de Comunicaciones.

Por supuesto que firmamos el libro de visitas y nos estamparon el famoso sello del Cabo de Hornos en libros, libretas, pasaportes y papel carta. El recuerdo más lindo fue haber encontrado gente tan amable y cordial en semejante aislamiento. Nuevamente se contradicen las directivas de la superioridad con el sentimiento individual  de un pueblo hermano al cual le enseñan a odiar a sus vecinos.

Pasamos más de 3 horas contemplando el paisaje, entre ellos los «famosos dientes o garras» de la isla Deceit o los restos de buques naufragados al pie de los acantilados. Todos sumidos en un gran silencio, comprendiendo que nos encontrábamos en el mayor  santuario de los navegantes.

El regreso a Ushuaia

Nos pasaron el pronóstico válido hasta las 22 hs.: «Bahía Nassau. Cubierto. Visibilidad 10/60km. Precipitaciones ocasionales. Viento N-NE de 12 a 18 nudos Mar 0,5/1 m.  Cabo de Hornos: Nublado a Cubierto. Visibilidad 10 km. Precipitaciones Ocasionales. Viento NE/E 12/18 nudos. Mar 1,0 a 1,5 m.  Apreciación Zona 8: circulación ciclónica Vto. SE /S de 10 a 15 Nudos (entiéndase el Drake).»

Todo nos indicaba que debíamos partir para aprovechar las próximas 15 o 20 horas de buen tiempo. Para sacarnos una duda pedimos los registros de viento para esa oscura noche cuando la violenta ráfaga nos giró el barco justo al lado de la isla del Medio, en el pasaje Goore: 90 nudos sostenido; de terror, menos mal que entramos en puerto Toro.

La alegría superaba todo lo imaginable. Luego de despedirnos de la gente del destacamento, que nos acompañó hasta la playa, comenzamos a navegar rápidamente hacia bahía Nassaw brindando con Champagne y dándole de tomar a Neptuno como bien lo establece la tradición, para que nos permita un nuevo cruce sin problemas.

Sin viento y con mar llano seguimos a motor y luego de pasar el estrecho Mar del Sur, lugar conocido por la existencia de cientos de orcas, encaramos bahía Nassaw. También sin viento continuamos a toda máquina. Cada tanto un Albatros nos pasaba cerca.