CROACIA

COSTA DALMATA: LA GRAN INMIGRACION A
CHILE Y TIERRA DEL FUEGO. 14 CAPITULOS

CAPITULO 1: TROGIR 

Cuando sentimos este nombre lo asociamos directamente con guerras y la fractura de una gran Yugoslavia en varios países. Pero son pocos los que acotan: “es hermoso para navegar”.  Si, Croacia fue uno de los primeros desprendimientos cuando la vieja Yugoslavia se disolvió, después de  la caída del Muro de Berlín. Completó mi interés de conocer la región, y en especial a sus navegantes, el vivir y trabajar en Ushuaia compartiendo  casi un contacto diario con familias  “croatas”. Ushuaia y Punta Arenas, en sí toda  la zona sur,  tuvieron una gran inmigración  de la costa Dálmata y figuran entre las familias pioneras de la región. Es así como podemos encontrar a la familia Beban, que se establecio en Ushuaia a finales del siglo XIX. Su especialidad era navegar de Punta Arenas a Ushuaia, trayendo buscadores de oro, productos de almacén y cuanta cosa necesitaban los centenares de buscadores de oro que poblaban las islas en una corta fiebre del oro.

Desde que  visité por primera vez Ushuaia escuche hablar de estos navegantes de la “Dalmacia”, que forjados en aquellas aguas con cientos de islas se dedicaron a la navegación de cabotaje en el archipiélago fueguino. Su influencia fue  tan fuerte que se notaba hasta en la comida.

Por todo esto, y en especial porque la empresa francesa Stardust Marine inauguró dos bases para el alquiler de veleros,  es que decidimos hacer un breve crucero por la costa dálmata.

Llegamos a Split, con destino a Trogir, en un largo vuelo desde Copenhague donde habíamos asistido al Congreso Internacional de Museos Marítimos,  que tuvo el gran tino de organizar una pequeña regata de barcos vikingos en Roskilde.

 Arribo a Split.

Split nos sorprendió con un pequeño aeropuerto en medio de la nada, donde nos esperaba Jorge May que  había llegado un par de días antes desde Buenos Aires. Enseguida tomamos un taxi para llegar hasta Trogir y conducirnos a la marina ACI donde Stardust, junto a otras empresas de alquiler de veleros, tiene su base.

Estas marinas son de una empresa mixta que se creó no bien llegó la paz a la región, están en muchas de las islas de la zona y constituyen, en muchos casos, un lugar ideal para amarrar y en la gran mayoría cuentan con todos los servicios básicos. También es posible fondear pero en líneas generales la marina cuesta unos 20 dls. para un 42 pies, pero con la gran ventaja de contar con duchas y algún restaurante típico que por unos 5 dólares por persona se puede cenar. Por supuesto que esto lo aprendimos después y compramos demasiada comida dado que no calculamos la facilidad de cenar afuera. En donde hay marinas también se puede fondear o amarrarse al muelle de pescadores o de combustible que es gratis, siempre que sea después de la puesta de sol y la mañana temprano (8hs.) que comienza el movimiento.

No bien llegamos a la marina nos mostraron cual era nuestro barco y tuvimos que quedarnos a la espera de que vinieran a  hacer el “breefing” (explicar el funcionamiento de todo, controlar el inventario y escuchar cuales son los lugares recomendados) y hacer el despacho. De pura casualidad había llevado el carnet de Piloto de Yates  pero es evidente que cuando uno no va a un país del primer mundo  siempre es requerido para despachar.

Mientras recorría el inventario y recibía las instrucciones sobre mantenimiento, lugares para visitar, datos sobre la meteorología, Cecilia y Jorge se fueron a la ciudad para hacer las compras.

Tuvimos que esperar bastante dado que iban de barco en barco atendiendo por orden de llegada a todas las tripulaciones que habían llegado el sábado después del mediodía; es el momento de recambio.

Algo sobre el clima.

En forma curiosa nos encontramos con muchos de los pasajeros que estaban en el avión. Sucede que este destino es el preferido por los alemanes y en si por nórdicos en general. Para ellos bajar hasta los 43 grados 30 minutos es ir bien al calor. En esa latitud para nosotros sería un lugar cercano a Puerto Madryn; pero el clima dista mucho de ser similar. En el Mediterráneo, y por la gran influencia del calor de la tierra, las temperaturas son otras aunque el régimen solar es el mismo, es decir, los días comienzan a acortarse rápidamente. También el régimen de los vientos es diferente con frecuentes calmas, mar bastante calmo en general  y brisas al anochecer y al amanecer en direcciones casi opuestas, con hermosas noches de calma. Esto hace que miles de pescadores se hagan a la mar en pequeñas embarcaciones que cuando son sorprendidas por algún temporal sobreviene alguna tragedia. Es tanta la población que depende  del mar, o vive a orillas del mar, que las radios pasan constantemente los partes meteorológicos y la previsión para el resto del día. Así es que uno sabe cuándo salir o no de un puerto. Por otra parte siempre es posible encontrar el parte para los próximos 3 días en las oficinas de los puertos o marinas.

Uno de los vientos más fuertes de la región es el “Bora”, que sopla de tierra con poca marejadas cerca de la costa. Este viento del este desciende de las montañas con fuerza de 60 nudos o más para ir limpiando  rápidamente. No suele durar mucho (un día o dos en verano a una semana en invierno) y es anunciado con suficiente anticipación como para buscar un puerto seguro  que los hay a montones. El parte del tiempo es pasado en inglés, italiano y lógicamente en croata.  También están el “Jugo” del Sur ( algo como el Sirocco), el “Mistral” del NW  pero generalmente no es muy fuerte y se lo aprovecha para navegar  rápido. Más si se sabe que lo normal es tener viento del E. – NE por la mañana y borneando hacia el oeste  después del mediodía para calmar casi totalmente después de caída la noche.

Nosotros elegimos el mes de setiembre, que sería como un marzo para el hemisferio sur. De cualquier forma diría que a similar latitud es mucho más caluroso aunque  la temperatura baja rápidamente hacia octubre. El promedio durante el día es de unos 25ºC. Siendo su récord los 33ºC. Por la noche baja a unos 20ºC.; es decir refresca un poco. Por lo general es muy seco y llueve poco, cosa que se va a notar en la vegetación (prácticamente todos olivares) aunque hay un fuerte rocío. Las madrugadas suelen ser muy frescas, dato a tener en cuenta si uno viaja con Jorge May que tiene la manía de zarpar tipo 5,30  de la mañana para luego descansar (llevar un buzo o similar y un revolver para matarlo).

En definitiva podríamos decir que una situación ideal. El agua no es como el Caribe pero tampoco es fría y tiene una muy buen visibilidad que permite bucear o hacer “snorkel”. Las profundidades son grandes y la ausencia de arena es casi total.

Dada esta circunstancia la navegación es muy sencilla. Las piedras, cuando las hay, figuran en las cartas y casi todas están bien marcadas. Restingas no existen  siendo la costa bastante a pique. Esto trae un inconveniente que es el de buscar un lugar para fondear pero previendo esto se buscan las bahías o puertos con poca profundidad (8 a 13 metros) y se larga el CQR con toda la cadena, si se puede un par de cabos a tierra aseguran un buen amarre a la mediterránea  o sino al borneo.  La parte mejor de todo esto es que uno puede navegar con un riesgo casi nulo de tocar algo; lo normal es estar con 40 a más metros de profundidad y solo baja cuando se está entrando a puerto.  Navegar con piloto automático corrigiendo las velas  y estar seguro que no puede haber ningún toque de coral o bajo fondo puede llegar a hacernos sentir muy confiados y no  vigilar la proa y cuidar de los miles de pesqueritos que pueblan las islas.

A todo esto Jorge y Cecilia regresan con los víveres mas que entusiasmados con la población de Trogir. Se trata de una ciudad con una parte muy vieja que queda tras los muros y se ingresa a ella por grandes pórticos medievales. Las pequeñas calles son todas peatonales, dada la imposibilidad que un vehículo pueda circular, con gran cantidad de tiendas y restaurantes, heladerías y cafés. Este sábado por la tarde fue para nosotros algo especial, porque mientras la vida transcurría plácidamente para todo el mundo presenciamos tres casamientos y para el que los conoce sabe que son muy especiales. Sucede que se arma un largo séquito (como procesión) donde todos los parientes y amigos acompañan a la pareja hasta la iglesia con banda de música y todo. Es así qué desde la isla de enfrente veíamos como este grupo partía desde la fortaleza caminando  hacia la puerta, ingresando a la “citadela”, para recorrer las angostas calles hasta la catedral, junto a la plaza, donde también está el Registro Civil con otra pareja esperando. Turistas, vecinos y séquito todos mezclados cantando y disfrutando del momento.

En la feria vecina seguían las “viejitas”, curtidas por el clima, vendiendo verduras al aire libre mientras el carnicero, ya modernizado con negocio de material y heladeras, cortaba la carne a hachazos sobre un gran tronco a modo de mesa. Estos contrastes son constantes. Siempre aparece algo del pasado mezclado con lo actual. Esto nos hizo quedarnos a cenar en la ciudad y disfrutar de todo lo que nos rodeaba. Total, que apuro teníamos, o salíamos casi al anochecer o lo posponíamos para el día siguiente; como diría un amigo cubano “lo que sobra es tiempo”.

Así volvimos caminando al barco (“Piña Colada”) ya bien entrada la noche. Un detalle a tener en cuenta es que en toda esta región uno se maneja sin auto y en realidad solo navegando o caminando, es por esto que  se convierte en una imperiosa necesidad contar con mochilitas para cuando se baja del barco.

Partiendo de Trogir.   

Durante la cena el tema de conversación, entre otros, fue la salida al día siguiente y en mi caso en particular como sería el tiempo. A todo esto Jorge, que estaba desde hace dos días, me dice que no me preocupe dado que era seguro que nos iba a tocar buen tiempo tirando a calmo. Sinceramente me sorprendió con ese comentario y mucho mas con la seguridad y casi autoridad que lo decía. Conociéndolo cualquiera diría que es una vez su seguridad en si mismo y en especial su suerte que nunca lo abandona pero no, en este caso había algo mas. Sucedió que cuando llegó se tuvo que refugiar en el hotel dado que había tanto viento que se llevaba el agua de la pileta en dirección al mar, evidentemente un excelente “bora” limpiador para pasarlo bien sentado en un sillón con grandes ventanales que den al mar pero no para estar navegando.

Cuando ya tarde  regresamos a la Marina de Stardust pudimos ver que solo 3 barcos habían partido. La gran mayoría dejó la zarpada para el día siguiente. Así es como desde el barco de al lado escuchábamos como  cantaban en alemán, desde el de enfrente en inglés mientras un poco más lejos parte de la tripulación jugaba a las cartas.  La paz era  total;  del otro  lado del canal brillaban las luces de los boliches que rodean la citadela de Trogir y la “fortaleza” convertida en Disco  ponía música de fondo.

Estas guerras continúan en ciertas partes de la región con mayor o menor virulencia según la composición étnica del lugar. Es realmente muy triste, todas las guerras lo son, ver como un país, si bien es cierto que mantenido unido durante décadas por la fuerza, comienza una lucha fraticída.

CAPITULO 2: URBROSKA

Partimos de Trogir pasadas las 9 de la mañana. Un par de barcos habían dejado la marina más temprano; cosa que es ideal para aprovechar bien las horas de sol. En este caso íbamos a tener luz solar hasta las 18:30. Si bien la navegación por la zona es muy segura, dado que las profundidades son altas y las pocas piedras que vimos están bien señalizadas. Las restingas son casi inexistentes y se puede pasar pegado  a  los cabos. Exactamente lo contrario a la navegación en nuestro sur donde hay restingas  por centenares de metros gracias a las cuales muchos barcos debieron embicar  si no se querían ir a pique. De cualquier forma si uno no conoce el lugar es más fácil hacer las maniobras, y en especial la de entrada a puerto, con algo de luz solar.

Así fuimos dejando Trogir atrás y comenzaron a sucederse diversos caseríos  todo a lo largo de la costa. Eso nos hizo recapacitar y enseguida anotamos las coordenadas del lugar de partida y un par de referencias en tierra como para reconocer el lugar de donde zarpamos. Es una precaución buena en especial si uno se va por unos días y es la primera vez que se navega por el lugar. Sucede que muchas veces uno suele confundirse con un clásico es por allá, no por acá,  pero donde m…  queda la marina, ves te dije que te fijes;….

El paisaje se nos presentaba bastante lindo con los pinos mediterráneos cubriendo los cerros y las casas de paredes de piedra casi blanca y los techos de tejas rojas. Casi todas las casas son muy similares, cosa que acentúa más el material de construcción que usa todo el mundo: paredes de piedra (o bloque revestido de piedra) y tejas. En realidad con el tiempo uno ve más piedra y pinos que otra cosa. En la pequeña guía que nos dieron figura como una de las principales actividades económicas la exportación de piedra para construcción. Muchas catedrales y palacios fueron realizados con piedras de la zona pero con este tipo de exportación podemos darnos cuenta como es el lugar. De cualquier forma los cientos de puertos de pescadores que quedaron en el tiempo son dignos de ser visitados y esa era nuestra meta.

Isla de Huar. Puerto Urbroska y Bol

Este primer día teníamos planeado navegar bastante hacia el sur pasando entre las islas de Brac y de Solta para hacer noche en Huar en el puerto de Urbroska (nombres más raros imposible). En realidad planeábamos pasar por un par de puertos que quedaban cerca para examinarlos y ver cual nos gustaba más pero ya estaba por anochecer y después de 45 millas fuimos directamente a la Marina ACI  en Urbroska.  Enseguida apareció un marinero que nos ayudó a amarrarnos a la Mediterránea con la popa hacia el muelle y nos pidió los papeles para facturarnos la estadía.  Solo después nos dimos cuenta que bien podíamos amarrar al muelle de combustible y no pagar nada. Es una práctica muy común dado que en ese sector se puede gozar de los beneficios de un muelle gratis durante las horas que está cerrado el despacho de combustible (de 18 a 7 por lo general).  Para un 42 pies las marinas cuestan alrededor de 30 dólares la noche. Lo que sí es barato es cenar en tierra (unos 10 a 15 dls. para dos personas).

Recorrimos el pequeño puerto, realmente muy simpático debido a que está dividido en dos por la desembocadura de un río. Tanto las casas como el muelle, las veredas, el camino, los puentes y los asientos de piedras se mimetizan con el paisaje: todo piedra del lugar al tono. Las mayores diferencias se dan en el color de las aberturas de madera, algunas casas de color azul otras de verde.

Así recorrimos las dos iglesias (los croatas son cristianos) y caminando un poco más llegamos al cementerio y a las plantaciones de vid. Estas solo alternan con olivas, pinos y cerca de las casas pequeñas quintas con repollos y lechugas plantadas entre piedras.

Estamos en plena época de cosecha y vemos como pasan con pequeños carros hacia algún galponcito donde 3 o 4 vecinos se juntaron para pisar uva. Ahora comprendemos la cantidad de toneles de madera a la vera del mar y del río. Preguntamos y se trata de una costumbre del lugar: nos explican que el agua salada además de hinchar la madera para que el vino no se filtre, le da un excelente sabor.  Lo cierto es que a la tarde van apareciendo los propietarios de esos toneles de 50 litros y cual rito del crepúsculo, renuevan el agua.

Ya de noche, refresca bastante, volvimos al barco mientras veíamos como todo el mundo dejaba el barco y cenaba en tierra. Haber sabido los precios de los restaurantes nos hubiésemos controlado con la provista.

La mañana siguiente partimos  hacia Bol  (un balneario de la isla Brac), lugar que es famoso por una gran lengua de tierra que se adentra al mar y es el preferido por los bañistas. Salimos no muy temprano en un hermoso día de sol, aunque fresco  (44º 10¨ N.).  Pasamos por esta ciudad balneario sin parar aunque si “paisajeando”, es decir contemplando el cine al aire libre (confirma la aridez), la feria y las angostas playas.  Claro cuando llegamos a esa lengua de tierra comprendimos porque era tan apreciada. Desde lejos parecía una gran lengua de arena a la que tanto estamos acostumbrados nosotros, en realidad era todo piedra y la rareza la constituía que el resto de las playas son pequeñas franjas costeras de piedra con gran profundidad. Nada que ver con las playas caribeñas pero en sí mucho mejor para navegar y menos peligroso.

Por otra parte la contrapartida de la escasez  de arena es que da una excelente visibilidad para bucear. En si el snorkel no es lo mejor. En esta agua todo el mundo viene a bucear con tanques. Las lanchas llenas de buceadores pasan constantemente.

CAPITULO 3: HVAR – COSTUMBRES Y PUERTOS DE PESCADORES

Continuamos hacia Havar, el puerto principal de la isla donde pensábamos hacer algo de shopping y cambiar plata en el banco. Pudimos sacar en conclusión que el lugar es hermoso,  pero con horarios bien marcados. A las 13:00 cierra todo y la reapertura varía según el rubro. Por ejemplo, los negocios reabren de 17:30 a 22:00; el banco de 19:00 a 21:00.Tienen tanto turismo que mucho no les importa, abren y cierran cuando quieren y es así como se puede ver negocios de suvenires de horario corrido durante pleno día (todo el mundo en el mar) y bancos con personal que abren  por la noche. El puerto de Hvar es hermoso, el lugar donde se dejan los chinchorros es el pequeño puerto de pescadores artesanales; las barcas son tan chicas que nuestros gomones parecen grandes embarcaciones. La pequeña dársena cuesta distinguirla del entorno, la abertura no tiene más de 2mts de ancho y todo está construido con la misma piedra.

Muchas veces me dijeron que la gente es como el paisaje que lo rodea y casi se podría decir que es  cierto totalmente, salvo que en Dalmacia nos encontramos con un grupo humano que si bien duro y difícil de poder comunicarnos, es muy amable y cordial. Encontramos muchos hombres que conocían Argentina y por eso hablaban algunas palabras de castellano. Lo clásico es que hayan estado en Buenos Aires, Rosario, Bahía Blanca y es ahí cuando uno se da cuenta que eran marineros de algún buque cerealero

Algunos habían estado trabajando un tiempo en la Argentina o en Chile y regresaron; otros al jubilarse prefirieron volver a su tierra natal ya ahora en “calma”. Una calma lograda con gran sacrificio, como todo en sus vidas. Los pescadores sacan del mar  pescado por pescado mientras que en la tierra uno ve como siembran prácticamente entre piedras. Un clima árido, un paisaje hermoso pero casi monótono y un pueblo más duro que las piedras que le tocó como suelo.

En todos los puertos que entramos  encontramos algún museo dedicado a la pesca y a la vida marítima del lugar, es decir a la vida diaria. En ellos pudimos ver como las salas con artes de pesca se alternan con los de la vida familiar y la labranza de las terrazas con la producción de vid para hacer vino, plantaciones de olivos,  pequeñas quintas familiares y crianza de cabras. También en estos museos aparece algo importantísimo: el oficio de carpintero y la construcción naval local (felcusas, rápidos veleros usados para la pesca), y el oficio de picapedrero para la exportación de piedras ya talladas para edificar. ¿Con el tiempo, tendrán que poner en el museo el turismo? Porque si hay algo que se explota exhaustivamente en este momento es la actividad turística.

En el puerto de Hvar las calles enseguida suben las laderas de los cerros que lo circundan. Arriba un castillo domina la bahía. Las angostas callecitas, aptas solo para caminar, están llenas de restaurantes, albergues y por supuesto turistas.

CAPITULO 4: MARINA PALMIZANA FRENTE A HVAR

A las 15:30 partimos hacia la isla de enfrente y luego de revisar varios lugares de fondeo, nos decidimos por amarrar en la Marina Palmizana (también de la empresa ACI),  dado que en todas las bahías la profundidad era grande. Aprovechamos para bajar a tierra y cruzar del otro lado de la isla (unos 300 metros) donde habíamos visto un par de restaurantes. Uno de ellos, “Meneghello”,  hasta tenía galería de arte y un pequeño museo de piezas encontradas en el fondo del mar (ánforas de distintos usos y épocas). Mientras Jorge prepara la cena voy pasando revista a la gran cantidad de veleros que entraron después que nosotros y llenaron el peine. En total contabilicé un poco más de 90 de todas las esloras, pero sobresalen los de 36 a  40 y tantos, una gran parte alquilados. Son muchas las empresas de alquiler y es un destino muy solicitado, en especial para los nórdicos que están a un par de horas de vuelo. Las tripulaciones eran variadas: desde familias enteras, a grupos de amigos, escuelas y cuando no grupos grandes que navegan juntos 2 o 3 barcos.

PARTE 5: KORCULA


Al día siguiente seguimos hacia la isla de Korcula, teniendo como intención pasar la noche en el lugar. Esta isla y puerto – ciudad, tiene el gran atractivo de ser una de las más hermosas ciudades del Medioevo y cuna de Marco Polo.

El famoso veneciano nació en Croacia. Sucede que todas estas islas y costas, conocida como la región administrativa de la Dalmacia, estuvieron bajo el dominio véneto amparándolas de las invasiones de los otomanos. Habitada originariamente por tribus illiricas (900   A.C.),  era un pueblo de pastores. Luego se estableció una colonia griega que convivió aisladamente con las tribus primitivas, hasta que el lugar fue asiento de corsarios Illiricos  que  Roma se encargó de hacer desaparecer (I D.C.) , como sucedió en casi todo el Mediterráneo. En este momento Korcula ingresa a la provincia romana de Dalmacia (unidad administrativa con sede en Split). Luego de la caída del Imperio Romano,  y tras unos años a la deriva, pasa a integrar el Imperio Bizantino. Hacia el siglo VII arriban al lugar eslavos, croatas y avaros, que enseguida comprendieron el estratégico lugar que tenían las islas casi en el centro del Adriático. La tribu eslava de Narantari (dedicada a la piratería) se hizo tan fuerte que Venecia debía pagar para que los barcos pudieran pasar por el lugar. Korcula se había convertido en una gran base naval fortificada, Así fue como en el 1000 los venecianos la tomaron y se quedaron hasta que las autoridades de Dubrovnik prestaron juramento de obediencia al Dogo veneciano. Hubo varias familias venecianas gobernantes y varias expulsiones de las mismas, que lograban los habitantes para luego verlos regresar con galeras armadas. Así siguió hasta el siglo XV donde aparecieron los turcos. Korcula sufrió el acecho de 20 galeras turcas durante la guerra de Lepanto (Venecia, España y Estados Pontificios tratando de parar la invasión turca) donde un fuerte viento que hundió 10 galeras, puso a los turcos en huida.

El madrugador de Jorge soltó amarras a las seis y cuarto y con calma total puso proa hacia Korcula. Recién a media mañana empezó a soplar un poco de viento que por suerte nos daba de popa, es decir del oeste, exactamente al revés de lo que esperábamos.

Cerca de las diez y media nos quedamos repentinamente sin motor; estábamos frente a Racisce, pero después de echar un vistazo al pequeño puerto preferimos seguir. No había ninguna marina deportiva y Jorge propuso que fuéramos hacia el lugar más importante que allí seguro encontraríamos un mecánico. Aceptada la idea seguimos a vela a no mas de 3 nudos y disfrutando de un hermoso día de sol.

Ya cerca de Korcula preparamos el “dinghy” al cual abarloamos a nuestro barco para que cumpla la función de motor; se convirtió en oficial maquinista mientras que Cecilia se ocuparía de los cabos de amarre y yo del timón.

Así rodeamos la hermosa ciudadela de Marco Polo que invitaba a ser conocida. Tal vez uno de los lugares top de nuestro crucero. Varios ferrys nos pasan mientras Jorge maneja el acelerador del dinghy y maniobramos dentro de una gran marina de ACI. Cuando nos ven llegar con esta maniobra enseguida se preparan para recibirnos en un lugar que nos indicaron frente al mecánico. Si hasta ahí había salido todo bien nos encargamos  de hacer una pésima maniobra: Jorge con el motor fuera de borda que tapaba mi vozarrón, viro el motor para el lado contrario que yo pensaba y metimos la proa entre 2 barcos que por suerte estaban llenos de defensas. Cecilia ante dicha situación no sabía si tirar un cabo a tierra, atajar el golpe que puede ser peligroso o huir para un nuevo combate.  De cualquier forma todo salió aceptable y el barco a la fuerza quedó bien acomodado.

Jorge saltó a tierra, encaró al mecánico, le explico el problema y el que debería ser nuestro salvador dijo que después de comer  se daba una vuelta. Acto seguido cerró el taller y se fue.

Nosotros no íbamos a ser menos, cerramos el barco y a recorrer un poco la tentadora ciudadela. Nos encontramos con una gran puerta de entrada y unas murallas ahora en parte utilizadas para bares, kioscos y venta de suvenires. Las calles muy estrechas nos llevan desde el patio de la “corte” (pegado junto a la puerta) donde se realizaban desde los juicios o se proclamaban las nuevas ordenanzas, pasamos por la iglesia y un cartel nos desvía hacia la casa natal de Marco Polo. En bastante malas condiciones, solo quedan las paredes perimetrales, nos enteramos que este veneciano era nacido en Croacia. Si estuvo preso en Venecia, me imagino que no debe haber tenido un muy buen recuerdo del “Dogo” y su corte.

Toda la “cittadela” es hermosa. Las angostas callejuelas no permite el tránsito vehicular, es una gran cosa poder disfrutar estas ciudades caminando, como lo hiciera muchos siglos atrás el mismo Marco Polo.

PARTE 6: MARCO POLO Y KORCULA

Marco Polo nació en el año 1254 en la ciudad de Korcula, una isla fortificada. De la casa de 4 pisos no queda más que algunas ruinas, pero realmente es emocionante llegar a ella. Fue el padre de todos los viajeros y, además, escritor de sus aventuras. Recordemos que esa isla pasó por el dominio de varios imperios o estados. En ese momento estaba bajo el dominio veneciano que dominó en un momento todo el Adriático. Era el mayor mercader del Mediterráneo donde la Ruta de la Seda pasaba a comerciantes  venecianos  y era distribuida con sus flotas. También actuó contra la piratería y protegía a todas las embarcaciones de la Costa Dálmata. Aseguran que en Korcula fue apresado. Pero en definitiva vivió en Korcula. Las calles de la ciudadela amurallada son muy angostas con muchas escalinatas y todo es piedra. Aunque está considerada una de las islas más verdes de Dalmacia. Para nosotros fue muy emocionante poder recorrer sus calles y la catedral de San Marco,  con pinturas de Tintoretto. Hermosos restaurantes con comida bien mediterránea y una gran tranquilidad que se vive en todas partes. Tambien se puede ver el famoso león alado, símbolo de Venecia, tanto en las murallas como en ciertos palacios.

CAPITULO 7: ISLA BISEVO Y LA GRUTA AZUL

Fuimos a esta isla por los comentarios que nos hicieron de la gruta azul. No nos teníamos que desviar de nuestro itinerario, dado que nuestra próxima meta era la isla de Vis y está a solo  3 millas al suroeste. Según nos comentaron, está habitada por unas 12 personas. Hay muy buena pesca y en el centro de la isla se halla una planicie donde cultivan vid. La isla tiene menos de 6 km2.

CAPITULO 8: ISLA VIS

Esta isla, después de la guerra (1989 disolución de Yugoslavia), se unió a Croacia. Tiene solo 90 km2 y dos puertos-ciudades que son Viz y Komiza. Entre los puntos salientes esta la famosa Cueva de Tito, donde se ocultó durante la Segunda Guerra. El puerto de Viz no nos gustó tanto y continuamos navegando al tan recomendado puerto de Komiza.  Entre las cosas curiosas está una  costa que parece una escalinata de piedras, se trata de una playa nudista. Nos llamó la atención la península  con un monasterio franciscano.  En la costa vemos los toneles para el vino que los están curando con agua de mar. La madera se hincha sellándose y el gusto marino que retiene le da un sabor especial.

CAPITULO 9: KOMIZA

Después de pasar por la gruta azul en la diminuta isla Bisevo, muy cerca de Viz, llegamos a la famosa Komiza. Con gran historia marinera y de pescadores. A medida que nos acercábamos al puerto veíamos como crecía de tamaño distinguiéndose mejor sus edificios antiguos de tres y cuatro pisos, los cuales daban directamente al mar. En el espejo de agua del puerto había un par de cientos de pequeños barquitos usados por los pescadores. Realmente de un tamaño mas que pequeño, iban hasta la amarra navegando en unos chinchorros que eran apenas unas cajas de madera grandes donde entraba una persona y remando con la mano llegaban al “pesquerito” para acercarlo al muelle y hacer subir al resto de la tripulación que no excedía a dos personas y por lo general algún pariente.

Un auténtico puerto de pescadores con poco turismo. Caminando por la calle que da toda la vuelta al puerto, podíamos ver como hacían el vino patero en un cobertizo. Un  trabajo comunitario, dado que por lo que pudimos entenderles es que se juntaban 3 o 4 vecinos y, ayudándose unos a otros, hacían el vino que consumirían durante ese año cada familia.

Es tal vez uno de los puertos más hermoso que haya encontrado. Por momentos parece detenido en el tiempo  donde todo está tal cual que a fines del 800. El peluquero – óptico y vendedor de souvenirs nos trae unas fotos para mostrarnos con la fuerza que castiga el “siroco” al lugar, también vuelve a irse a su casa para traernos fotos del lugar hace más de un siglo: lo único que había cambiado es que antes estaba lleno de embarcaciones con vela latina; las construcciones eran las mismas.

Así seguimos caminando con una constante muestra de simpatía. Fuimos a un gran edificio que tenía toda la apariencia de un castillo del 1500, y así lo era. Ahora funcionaba un museo de pesca muy interesante pero  según su cuidador, un viejo marino jubilado, se trataba del castillo levantado por los venecianos parta defender el puerto de los ataques sarracenos (de Cartago, norte de África). El puerto se cerraba cruzando una cadena que no permitía el ingreso de los barcos y desde la torre les disparaban. Sistema bastante usado dado que el Bósforo estaba cerrado también de esa forma, y Sarmiento de Gamboa tenía planes de hacer lo mismo en el Estrecho de Magallanes para que solo pudiesen pasar naves españolas.

Con el encargado del Comuna Museo de Komiza , Ho´ji  Bor´ci´c, nos enteramos como el lugar había visto épocas de mucha prosperidad con la pesca de sardinas. Estas se exportaban a todas partes del mundo y desde aquí partieron cientos de dálmatas a radicarse a San Francisco, en donde pusieron importantes empresas de pesca hoy ya cerradas y muchas de ellas convertidas en centros comerciales, (la famosa “tannery fish street”). Incluso nos cuenta como algunos fueron a Tierra del Fuego porque se enteraron que habían aparecido grandes bancos de sardinas por los años 30. Es cierto ocurrió durante unos años pero luego desaparecieron para no volver más. Estos no fueron los únicos en asentarse en Ushuaia por las sardinas sino que también lo hicieron varios cientos de españoles.

Muy cerca de donde habíamos amarrado aparece un enorme crucero de mediados de siglo que ostenta la bandera inglesa. Nos acercamos a verlo y se trataba de parte de la familia Real Inglesa que pasaba unos días navegando la región. Casualmente los habíamos conocido en la gruta azul dado que el señor no podía entrar con su moto de agua y el bote que lo acompañaba era tan grande que tampoco podía entrar; así es como le prestamos nuestro chinchorrito y pudo entrar a la gruta. En el bote iban dos marineros, la esposa y un bebe mientras él se entretenía dando la vuelta a la isla de Vis en moto de agua.  Que lejos de todo estamos pero peor para los dálmatas que estando en el centro de la región están casi tan lejos como nosotros.

Así fuimos comprendiendo porque tantos croatas se decidieron por la Patagonia Sur y en especial Tierra del Fuego. Sabían navegar y su temple los hacía apto para esa vida dura del sur pero con posibilidades de progreso. De hecho creo que absolutamente todos progresaron y un condimento muy importante es que se podía vivir en paz; sin guerras étnicas ni contra otros países.

CAPITULO 10: ISLA BRAC – PUERTO MILNA

Continuamos navegando hacia la isla Brac. Desde esta isla de Dalmacia llegaron muchos inmigrantes al sur de la Patagonia. Desde Europa llegaban a Montevideo y luego de allí a Punta Arenas. Muchos luego se radicaron en Ushuaia. Siempre me llamó mucho la atención esta inmigración. Ya vimos como de Komiza emigraron a Ushuaia y a California por la pesca de sardinas, cosa que fue un fracaso en Ushuaia. Los croatas (muchas llamados austrohúngaros) de la isla de Brac, comenzaron a emigrar a mediados del XIX  hasta principios del XX. Increíblemente, el 90% de los croatas que hay en Chile son hijos de los de la isla de Brac. También emigraron a Australia, Nueva Zelanda, Argentina y Austria por razones económicas. Hacia 1870 hubo una gran peste que mato la vid y eso sucedió en varias ocasiones más. Otros escaparon de las guerras constantes. En 1918 fue anexada a Yugoslavia y recién en 1991 se re incorporo a Dalmacia. Tanto en Punta Arenas como en Ushuaia formaron una colectividad importante y todos se destacaron por el trabajo duro que encararon. Algunos con más éxito que otros, pero realmente es asombroso ver a lo que se atrevían. Entre otras cosas, en Ushuaia, eran los preferidos para el puesto de guardia cárcel armado. Otros fueron buenos comerciantes, navegantes, trabajo en el bosque, etc. Teníamos mucho interés de ver de donde provenían, dado que siempre tuvimos una excelente relación con ellos. Pudimos entender mejor como fue su vida y su terruño. En Brac   está la playa de Bol que ya habíamos pasado y una de las principales ciudades es Supetar. Nosotros recalamos en el puerto de Milna, con 900 habitantes que se dedican a la agricultura y a la exportación de piedra blanca (usada por ejemplo en la Casa Blanca). Pero también es un importante puerto pesquero con astilleros. Pudimos ver como siguen construyendo importantes pesqueros de madera; usan el cedro que tienen en cantidad. Pero es lindo ver el movimiento de la gente en el puerto. Aunque sea para diversión están con el gancho para pescar pulpitos.

CAPITULO 11: ISLA SOLTA

Si bien estaba muy linda la isla Brac, y muy interesante el trabajo del astillero, pensamos en seguir viaje. Nos habían recomendado mucho la isla Solta y en especial el puerto de Maslinica, en el extremo oeste de la isla. Escasas 20 millas nos separan de la islita Solta,  la cual está a solo 9 millas de Trogir, donde debíamos dejar nuestro velero. El pequeño puerto es genial. En la marina hay lugar para unos 20 veleros y el resto está ocupado por pesqueritos. El pueblo es tan chico, que al cabo de unas horas habíamos conocido a todos los habitantes, dado que estos no superan los  50.

Es un lugar por demás tranquilo en el cual hay una verdulería, una pequeña plaza cuidada rotativamente por sus vecinos, una panadería, una tienda donde se venden los 12 diarios que trae el bus por la mañana, una estafeta postal que abre hasta las 9 de la mañana, un restaurante con 8 mesas  que como está un poco colina arriba le dan agua con manguera de incendio con la única toma del pueblo.

Así y todo encontramos otro ex marino que nos hablaba en castellano porque había vivido en Argentina y ahora con sus ahorros había vuelto a pasar los últimos años de su vida en su pueblo natal.

Alejándonos del centro encontramos muchas construcciones nuevas  con carteles en inglés. A la vera del mar una angosta calle pasa por el frente de varias casas de alemanes que la tienen para veranear. Van a un país mucho más barato, tranquilo y que para ellos es cálido, a comparación con su tierra natal. Por otra parte, tienen que hacer algo con los 45 o más días de vacaciones por año.

Realmente otro lugar insólito. La actividad del pueblo comenzaba muy temprano y ya para las 10 no quedaba casi nadie para recomenzar a las 17. Nuevamente aparecían los mismos personajes, uno arreglando redes, otro con un tridente buscando pulpos, otro limpiando el “pesquerito” y así transcurrían las horas con las viejas vestidas de negro y sentadas en algún banco de piedra a la sombra.

De regreso a Trogir

Ya tristes hicimos el último día de navegación con un excelente viento que nos permitió sacarnos el gusto de tirar bordes, entrar a puerto con vela y desarrollar por momentos 9 nudos sin mayores inconvenientes.

Hicimos combustible y amarramos en la base de Stardust con fuerte viento en una maniobra un poco difícil al tratar de  virar y caer  con la popa al muelle para amarrarlo a la mediterránea. De cualquier forma en el segundo intento lo logramos.

En la marina ya nos habían reservado un auto para salir a recorrer el interior. Realmente esa fue otra experiencia. No podíamos salir del asombro de ver los pequeños pueblos y ciudades con las secuelas de las guerras fraticidas que tuvieron durante años. Ver esas casas abandonadas con los techos quemados, autos ametrallados y abandonados en los costados de los caminos, esos campos de pura piedra y ver la gente trasplantar las verduras plantin por plantín entre piedras o los pastores que cuidan con una vara dos cabras como si fuesen un tesoro, nos dejó totalmente anonadados. Una costa pujante, con turismo y hasta rica comparada con el resto del país que de cualquier forma es mucho más rico que Bosnia o Montenegro.

Uno de los puntos de gran atractivo es Split, el famoso palacio Diocleciano, declarado Monumento Histórico de la Humanidad, pero eso ya sería toda una nota aparte. Aunque lo podemos ver en las últimas cuatro fotos. En pocas palabras: Croacia es un lugar que vale la pena navegar.

PARTE 12: KOSOVO

Con el auto alquilado decidimos ir hacia Kosovo para ver un poco los famosos Balcanes, zona montañosa, y lo que vimos no nos gustó para nada. Hacía apenas un año que había terminado la guerra con Serbia (Albaneses musulmanes contra la minoría de cristianos ortodoxos, que habían gobernado  esa provincia de Yugoslavia). Estas guerras continúan en ciertas partes de la región, con mayor o menor virulencia según la composición étnica del lugar. Es realmente muy triste, todas las guerras lo son, ver como un país, si bien es cierto que mantenido unido durante décadas por la fuerza, comienza una lucha fratricida. Por la ruta veíamos cantidad de bienes como TV, heladeras, etc., abandonadas. Eran de la gente que trataba de huir con algo de sus pertenencias. Más nos impresionó, lo pueden ver en las fotos, como fue la guerra entre vecinos. Las casas voladas desde adentro para que no puedan volver a ser ocupadas, los autos ametrallados, vecinos que llevaban odio en su interior por décadas. Entrar en esas casas era encontrar unas pocas vajillas y latas de la Unión Europea de carne envasada. Increíblemente, en cada lata se veía bien claro que país la donaba, en este  caso Italia.

PARTE 13: GOLFO DE PIRAN – SALINAS

Es realmente una hermosa ciudad y tiene dos salinas que son resguardadas como patrimonio. En realidad, la ciudad comenzó gracias a las salinas y es una estrecha salida al mar de Eslovenia. Al sur está Pula (Croacia) y al norte Grado (Italia). La de las fotos es la salina de Sečovlje que sigue funcionando, se puede colaborar y ver el museo.

PARTE 14: VELERO DE KOMIZA

Lo que vemos en las fotos es un velero para pesca conocido como falkusa y está en un museo de la isla Komiza. Nos llevamos una grata sorpresa dado que el encargado era marinero de buque cerealero y estuvo varias veces en Rosario. Nos hizo reír con la primer frase que aprendió de la radio cuando navegaba: “Con Geniol todo va mejor”. Muy amable nos explicó cómo eran esas barcas, que prácticamente ya no se ven más pero quedó muy arraigada en  el alma de las familias de pescadores.

Con vela latina y foque tenía un muy buen deslizamiento y tomaba buena velocidad, entre 8 y 12 nudos. Estaba “diseñada” para la pesca en el Adriático mar adentro y tenían 8 m de eslora y unos 3 de manga calando muy poco. Se o construía en madera de cedro salvo que quilla que era de roble. La tripulación de 6 hombres y tenían 5 remos.

Una curiosidad es que podían aumentar el francobordo unos 50 cm colocando tablas para navegar y los retiraban cuando sacaban redes. Su capacidad de carga era de unas 8 toneladas de pescado salado.

Solo pensar de las salidas de 20 a 25 días en estos botes abiertos, no me gustaría hacerlo. De los 25 días de salida  unos 12 se podían aprovechar para pescar por el clima y restado del mar.

Se usó especialmente en Komiza. Según la tradición náutica de la zona es una derivación  del “gajeta” y por eso a veces se lo llama “gajeta falkusa”.

Tipo de pesca.

Esta se realizaba con rumbo Sud este hacia la isla de Palagruza, a unas 42 millas de la isla Vis.  Es decir iban a mar abierto.  En esa isla tenían casas precarias o depósitos donde almacenaban la pesca y salaban. Principalmente era de sardinas. También la usaban para pernoctar y guardar redes, etc.  SE juntaban hasta 50 barcos  en un solo día.

Se realizaba una regata de pescadores desde Komiza a Palagruza. Con viento favorable tardaban unas 6 horas y sino unas 16 h remando. La importancia de dicha regata era que el ganador se quedaba con la mejor área de pesca y las restantes áreas se daban según el orden de llegada.

Se tiene registros de regatas realizadas en 1593 siendo estas regatas las más antiguas de Europa. En la isla Hvar se juntaron los pescadores y se anotaron 74 falkusas  donde la regata se realizaría el 12 de junio. Interesante ver que eran acompañadas por Galeras Venecianas por si aparecían los piratas.  Las regatas se sucedieron hasta 1936 donde ya apareció el motor.

Las que se pueden ver ahora son réplicas pero no usadas como barcos de pesca. En 1986 se hundió la última original. Se hicieron varias desde el momento que la UNESCO la puso en la lista de Patrimonio Mundial en 1998. Desde ese entonces se hicieron documentales, y diferentes tipos de películas (5) donde se la involucra. También los artistas, tanto escultores como plásticos la han hecho participe en sus obras. Pensemos que la primer reconstrucción se realizó por u grupo de entusiastas, en 1997, para llevarla a la Feria Mundial de Lisboa en 1998, se llamaba Komiza- Lisboa.

Toda gente muy amable, el encargado del Museo se fue a buscar un álbum de fotos donde estaba Komiza con todo el puerto lleno de  falkusa con sus palos en los años 1910 aprox. También como golpea el mar contra los frentes de las casas con tormentas como el Siroco. Impresiona.