
BRASIL
CANOAS A VELA
Investigando las embarcaciones de la costa brasilera es imposible no toparse con la canoa monoxila. Hay muchas clases de canoas. Estas varían por su tamaño, madera y especialmente en su utilización. La presente investigación está orientada más a un tipo de canoa en especial, la que podemos encontrar en la costa del «nordeste brasileiro». Son de gran porte y todas llevan una o dos velas. Por otra parte me llamo la atención que las usen para navegar hasta en mar abierto, con lo que esto significa: el océano Atlántico.
Mi primera experiencia, para resumirla un poco, se puede decir que fue desastrosa. NI bien me subí a ella (tenía una eslora de 6 mts. y 0,50 de manga), siguiendo las indicaciones de Chico y Pedro me sujete fuertemente con las manos a las bandas y simplemente me di vuelta antes que ellos la abordaran. Todo fue tan rápido que ni atine a soltarme, me quede aferrado y velozmente la hicieron girar, sacándome del agua. Mucho más inestables que los kayaks o las canoas canadienses, me empezaron a explicar, cuando la risa se los permitía, que con movimiento de cintura debo estabilizarla, etc. De esta forma fui comprendiendo los secretos de la canoa y el porque en distintas zonas según su uso, suelen ser más pesadas, es decir con un fondo más grueso; o si no se les aumenta el francobordo para mayor carga etc.
ITAPARICA.
Este vocablo en lengua Tupi significa «muro de piedra» y aparentemente fue dado por los 15 Km. de costa de arrecifes que encierran la costa Este a unos 400 mts. de la orilla. Son los responsables de las aguas tibias y calmas que más asemejan a una pileta que al mar. Esta isla con 240 km. cuadrados, fue muy importante por el ‘Contrato de Ballenas’ firmado en 1622, cuando en la «Bahía de Todos los Santos» podían encontrarse gran cantidad de cetáceos.
El aceite que se extraía de ellos era tan importante para su uso en iluminación , que la grasa era derretida en grandes calderos, de los cuales algunos todavía se pueden encontrar en la orilla del mar.
A mediados del siglo XIX, las ballenas ya habían desaparecido de la bahía. Llegaban en el mes de mayo, quedándose hasta fines de diciembre. Las hembras iban, cerca de tierra a parir y se quedaban con sus crías, tres o cuatro meses hasta que se encontraban en forma como para seguirlas por el Océano . Durante estos meses volvían a ser fecundizadas.
Según Gabriel Soares, se desplazaban en grupos de 10 a 15 , causando gran temor entre los navegantes por los estragos que causaban a los barcos cuando, jugando, se ponían a saltar.
Debido a la escasez de aceite para barcos, iluminación y sobre todo por la atracción que los negros tienen al mismo, según las crónicas «os negros lhe sao muito afeizoados, nao bastara todo o aceite do mundo » el Gobernador ‘Diego Botelho de Reyno’ , viendo la cantidad de ballenas que nadaban en la bahía sin que nadie las pesque , hizo traer dos naves a cargo de Vizcainos para que le ensenen a los portugueses.
En este tiempo Portugal estaba bajo el dominio de España, por eso se explica la contratación de Vizcainos.
Hacia mediados del siglo pasado llega a haber una flota de 120 balleneras con unos 2.000 tripulantes.
Las balleneras son consideradas las embarcaciones más veloces, ‘solo superadas por las canoas’, según las crónicas de Bernardino Ferreira Nobrega.
En la actualidad el turismo y la explotación del petróleo son la actividad principal. Del cultivo de la caña de azúcar , del «Dende» (de donde se extrae un aceite muy codiciado ) y de la cría de ganado solo ha quedado un poco a forma de muestra. Pero sus antiguos pobladores siguen viviendo en pequeñas aldeas manteniendo tradiciones y costumbres traídas del África en los barcos ‘negreros’.
Es así como este es uno de los pocos lugares donde el culto a Iemanja tiene gran importancia. Según la leyenda su morada está en una fuente de agua mineral a la cual se le atribuyen poderes rejuvenecedores. Es centro de grandes fiestas y prácticamente toda la población negra de la ciudad cruza en Ferrys desde San Salvador , durante los fines de semana.
Un poco más alejados de los centros turísticos y de los poblados están las colonias de pescadores, es allí donde podemos encontrar canoas de tronco de uno, dos y hasta tres mástiles .
CANOAS
En el matto Grosso , Amazonas y el Orinoco los indios las hacían de corteza de árbol. Para ello elegían un árbol , por lo general «Yatoba» y haciendo una incisión a todo lo largo le quitan con mucho cuidado la corteza, le dan la forma a la proa y la popa y le colocan unos bancos de tablas, que sirven a su vez para que la canoa no se cierre cuando la corteza se seca. Tapando con barro y pasto , a modo de calafate , los lugares por donde entra agua. Luego de la llegada de los europeos, comenzaron a colocarle velas a las canoas
La canoa de tronco está confeccionada por madera de ‘Cedro’ para las grandes y de ‘Jurena’ u otras maderas comunes para las mas chicas, dejando la parte más gruesa para la proa. La popa y la proa son muy lanzadas, para poder facilitar el embarque y desembarque de pasajeros y tripulantes. Las dimensiones varían de 5 a 20 mts. de eslora, manga de 50 cm a 1,30 mts y su puntal aproximado es de 30 cm a 70 cm. El tronco se desbasta por dentro y luego por fuera se perfecciona el casco. Los mástiles son de madera liviana y flexible , del tipo de la pindaiba, pero debo decir en cuanto al tema de la madera , que en realidad no se hacen tanto problema y utilizan la que pueden encontrar con más facilidad. Salvo para el casco que buscan maderas que el agua las afecte menos.
En su aspecto las que se encuentran en la costa de Brasil son muy similares a las africanas. Una vez que llegaron los europeos , se les coloco a las canoas antillanas , uno o dos palos con velas hechas de cueros, esteras o simples ramajes. En Brasil, también con uno o dos mástiles se les aparejo con vela latina o tarquina. El palo mayor va colocado en el medio , siendo el trinquete ubicado bien a proa. Del palo mayor penden cabos que utilizan para adrizar, haciendo trapecio cuando el viento refresca, cosa común en la Bahía de Todos los Santos.
CANOAS DE VELA LATINA
Las de un palo aparejadas con vela latina , fijan el puno de amura en un orificio practicado en el casco, en la banda de barlovento. Los que tienen trinquete , fijan el punto de amura en la ‘roda’. Con viento en popa, van a oreja de burro.
Por lo general , las de vela latina , son utilizadas para el transporte de pasajeros, son muy veloces y la gente las prefiere a los «Saveiros», ya que no deben esperar tanto para completar el pasaje y zarpar. La orza llega a tener 2 mts de largo y de 1 a 2 mts. de ancho. esta confeccionada en madera dura , para que resulte más pesada y mantenga su posición.
Se la coloca a sotavento y es lógicamente retirada cuando se navega con viento en popa. Para fijarla tan solo se la ata con cabos. La cambian de posición inclinándola hacia proa o hacia popa en las diferentes condiciones de viento por medio de los orificios practicados en el casco. Casi todas las que observe cuentan con un cabo de seguridad, para no perderlas en caso de alguna falsa maniobra. En cuanto al timón, es por lo general un simple remo, salvo en las canoas grandes de pesca que tienen timón en popa.
El fondeo más utilizado es una simple piedra atada con cuerdas. Otros utilizan dos maderas, con puntas en forma de una colocadas en cruz, de las cuales salen 4 clavijas de madera flexible que encierran una piedra , para darle peso al conjunto, ligadas con un cabo fino.
CANOAS DE VELA TARQUINA
Estas canoas utilizadas para la pesca, son las que cuentan con la mayor superficie velica. Al igual que los jangadeiros, estos pescadores van mar adentro, a veces pasando más de un día.
Se las encuentra de uno o dos palos ubicados en la misma posición que en las de vela latina. Estas , a diferencia de las de vela latina, cuentan con un timón, aunque en las más pequeñas lo suplanta un remo.
Son más pesadas que las otras, el casco es más grueso en el fondo, así y todo son muy veloces. Llevan hasta 6 tripulantes que en caso de calma reman.
A la vela confeccionada de algodón la van mojando para cerrar la trama y aprovechar mejor el viento. Son de pie suelto, sin botavara.
SU GENTE
Cercano a Mar Grande (en la isla de Itaparica) , hay un caserío de pescadores. En si son precarias barracas donde conocí a tres «Canoeiros»: Luis , Gilberto y Policarpo.
Se encontraban descansando a la sombra. A su lado había una canoa que le faltaba poco para estar lista. Luego de convidarlos con cigarrillos les hago preguntas concernientes a la canoa y su actividad. Gilberto entusiasmado por mi interés me hace una demostración de como se desbasta un tronco y pasándome el hacha me invita a probar.
Tras casi cortarme un pie, preferí seguir sacando fotos mientras ellos lo hacían . Son marineros natos , conociendo su oficio por una tradición que se pasa de padres a hijos.
Conocen los vientos de la Bahía y sobre todo los lugares donde pueden hallar protección en casos de tormentas más fuertes de las previstas. Son muy conservadores y al preguntarle el porque de tal o cual cosa , se limitaban a contestarme que siempre se había hecho de esa forma.
Gilberto tiene la especialidad de pesca de langostas y cangrejos. Para ello recorre las trampas, que pone cada dos o tres meses en sitios diferentes y saca lo capturado, volviendo a colocar cebo nuevo. Se lamenta de que la economía ande tan mal y haya bajado tanto el consumo de estos crustáceos.
Policarpo se vanagloria de que con su espinel y red , siempre obtiene capturas que le permiten mantener a su familia , ya que el pescado es comida del pueblo.
Entre los habitantes de estas pequeñas colonias de pescadores hay costumbres muy interesantes, como la de mantener a la viuda y los hijos de esta , cuando uno de ellos muere o desaparece en el mar, hasta que vuelva a casarse o el hijo mayor lo reemplace en la tarea de traer el sustento.
Luis, de unos 25 años, el más joven de los tres, me ensena como sacarle el agua a una canoa con sacudidas secas hacia proa y popa, me dice que «Es muy útil saberlo, por si se da vuelta cuando esta navegando».
Gente muy simple y buena , me advierten que no todos son así y que me cuide mucho de los «praieiros» que es gente «deshonesta». Me invitan a compartir una «Moqueca de peixe, la cual de improviso es interrumpida cuando Luis y sus compañeros, salen corriendo, empujan una canoa al agua y remando a toda velocidad se dirigen hacia un punto en el mar, que un pescador señala desde la costa levantando y agitando un brazo mientras , con el otro indica hacia alta mar donde se encuentra el cardumen de peces. Pero llegaron tarde o la red no fue lanzada con suficiente arte. Así es que remando lentamente regresan hacia la costa.
Sacan la canoa del agua y vuelven a seguir con la moqueca abandonada, mientras el vigía continua con su lento caminar mirando el mar en busca de peces. Luis me dice :»La mayoría de las veces ocurre esto, pero con que agarremos un cardumen cada 2 o 3 días es suficiente.»
Las mujeres colaboran en la pequeña economía de «supervivencia», tejiendo , bordando telas, confeccionando redes , ocupando puestos en el mercado, además de un pequeño cultivo y los quehaceres domésticos. En cuanto los niños deben estar con sus padres para aprender el oficio y colaboran en tareas menores o van a mendigar.
Aunque no usan motor para la pesca si hay canoas con fuera de borda para el transporte de pasajeros.
Preguntando si prefieren algún tipo de madera en especial, cada uno responde con la de su preferencia. El cedro es la que mas éxito tiene, pero también usan «Tatayuba», «vinhatico», «guerana» y «putunuje», pero me aclaran que para el palo y verga corresponde «jenipapo» , «bemba» o «conduru» , los remos son de «olandin» o «aderno».
En cuanto a las redes , cada vez se utilizan mas aquellas hechas de materiales sintéticos, así y todo no consiguieron desplazar a las de hilo de vegetal.
Los anzuelos son por lo general de muy buena calidad, se llegan a ver algunos importados , pero también , a su lado , uno de alambre.
Las herramientas que utilizan se limitan a un hacha recta que manejan con una habilidad increíble. Casi no usan clavos, son muchas las canoas que se ven reparadas.
Algunas en la popa tienen un rompe olas para cuando las olas las alcanzan en las barrenadas. Otras tienen las bordas suplementadas con tablas para aumentar el francobordo.
ANTES Y AHORA
En los libros de Historia aparece que la canoa tuvo importante participación en acciones navales de la lucha por la independencia siendo utilizadas también como correo entre los combatientes. Hay innumerables citas de estas embarcaciones y hasta las utilizan para escapar de las cárceles, como en el caso del revolucionario Benito Goncalvez.
En la actualidad , pude ver en la «Rampa do Mercado Modelo» , frente al «Levador Lacerra» , como son utilizadas para llevar jóvenes prostitutas hasta los buques mercantes que fondean en la Bahía, en espera de la autorización para atracar y comenzar las tareas de carga y descarga.
Por lo general, siempre hay un grupo de chicas que están a la espera de nuevos arribos. Antes que el buque fondee, salen las canoas en viaje que puede durar de una a dos horas. Francamente me hizo recordar las famosas acogidas de pueblos de la Polinesia , cuyos fines no son precisamente estos. Parten bajo cualquier condición meteorológica durante el día o la noche. Más de una vez se dan vuelta siendo socorridas rápidamente por las otras.
Así y todo, por lo general hay que lamentar la pérdida de vidas, ya que son pocas las que saben nadar.
Pasado uno o dos días en el mercante , las vuelve a buscar el mismo canoero y antes de dejarlas en la rampa del Mercado Modelo , les cobra el viaje. No es raro que las roben en cambio de limitarse a la tarifa que habían pactado, total a quien le van a reclamar.
Todas son muy jóvenes, entre 15 a 20 años, la mayoría madres de una o dos criaturas con historias similares. Las que no se escaparon de sus casas a temprana edad para casarse siguiendo alguna ilusión, fueron entregadas por sus padres a algún individuo importante, para asegurarles el futuro. Ya grandes se separan o vuelven a escaparse dejando sus hijos al cuidado de la madre, para poder trabajar y mandarles cada tanto algo de dinero, con la esperanza de hallar algún trabajo de modelo, bailarina o cualquier cosa que las eleve un poco.
En si siempre atesoran la fantasía de que algún extranjero las lleve a Europa o Norte América, donde podrían conocer un mundo mejor, creado tan solo en la imaginación por tantas fabulas que se escuchan dar vueltas por lugares como la «Lagoa de Abate» con sus domingos de samba «familiar» o la «Cantina da Lua » en el Pelourinho, donde se reúne lo más bajo del tráfico de drogas y de todo delito especializado hacia los turistas.
FUTURO
El futuro de la canoa a vela está ligado a que en la Bahía de Todos los Santos corra una brisa de viento.
Tanto para el transporte de mercaderías como en su uso de Ferry , que son los más amenazados , tienen mucha gente que las prefiere. En cuanto a la pesca en todas sus formas no existe elemento más barato con mayor utilidad y rendimiento , siendo bastante seguro por la zonas de arrecifes donde navegan.
Pienso y no creo equivocarme que la canoa a vela va a seguir navegando por Bahía mientras en ella corra viento.
SAVEIROS
Durante mucho tiempo, más precisamente desde 1979, recorrí la costa brasilera navegando y parando de puerto en puerto. Durante estas recaladas escuche hablar mucho de los saveiros y su gente pero, en vez de tener las cosas más claras, aumentaba la confusión. Es que los habitantes de la costa brasilera emplean el término «saveiro» para definir a todo aquel barco a vela utilizado, con distintos fines, a lo largo de la costa. De la misma manera, si a un pescador se le pregunta el nombre del pescado capturado suele responder «Peixe». Todos son peixe, todos son saveiro. Es así como la primera vez que vi una escuna, o yate que utilizan para pasear con tremendos motores, me lo presentaron como un saveiro, al igual que las lanchas con vela cangreja de ‘Salvador’ o las de vela latina de los pescadores de ‘Recife’.
Breve historia del Saveiro
Sin que se pueda encontrar datos concretos y exactos, pero por las investigaciones realizadas por el Sr. Theodor Selling Junior (autor de A Bahía e seus veleiros- 1976) el saveiro fue traído de Portugal hacia el siglo XVI. Es lógico que así sea porque dado el litoral maritimo de Brasil, con profusión de puertos naturales, y un clima por demás propicio para la náutica, la navegación costera se plantea como una necesidad básica. Los grandes buques que utilizaban para el cruce de los océanos no eran las apropiadas para moverse por pequeñas caletas y miles de islas, así es como surgieron muchas embarcaciones que fueron aplicadas para distintos usos. Todas ellas tuvieron su origen en la madre patria, y según los historiadores el saveiro nació del ‘saveleiro’ que era utilizado para la pesca del Savel.
Sería una explicación fácil pero no se ajusta a la realidad. En Portugal no quedan rastros de un barco igual al saveiro brasilero, pero si podemos decir que es muy parecido al Barco Varino do Tejo. También tiene algunas cosas de la Fragata del Tejo e incluso ciertos detalles provienen del Bote do Tejo. En si se puede afirmar que su antecesor fue la tradición del rio Tejo. Constructores emigrados del viejo mundo se adaptaron a las necesidades y materiales de la nueva colonia portuguesa.
El aparejo fue prolongado para adecuarlo a los vientos de la zona; en cuanto al casco sufrió variantes como la altura del francobordo, el botazo, la tapa de regala, el trancanil, la disposición de los elementos de la pequeña cubierta de proa, el timón, etc. Pero quedan importantes similitudes como el tipo de aparejo; la forma de la roda, casi en medialuna; su popa cuadrada y las dimensiones generales que mantienen prácticamente las mismas proporciones.
Su mayor diferencia las encontramos en los saveiros cerrados con una especie de cubierta-techo a dos aguas, los que poseen en popa una casilla y los que tienen ‘ popa rabo de peixe ‘ (parecidas a las popas canoas).
Son variaciones de una misma embarcación para adaptarla a distintos usos. El saveiro cumplió una función muy importante no solo en el transporte, sino también en las batallas por la independencia de Bahía, en las que sirvió como barco de guerra. En 1823 ‘Joao das Botas’ tuvo una flota compuesta de estas embarcaciones con otras mayores como las «Barco» y «Navío».
En las aguas de San Salvador de Bahía existieron muchas otras embarcaciones. El comentario del cronista Thomas Tamayo de Vargas, publicado en 1628, bajo el titulo ‘ A Restauracao da Cidade de Salvador, Bahía de Todos os Santos ‘ es muy ilustrativo: » A de Jaguaripe e a parte por onde entrao todas as embarcacoes que vem daquellas partes, e que nesta bahia sao em maior numero que em todo o mais Brasil, em virtude de ser por agua toda a communicacao, variando notavelmente a construcao dessas embarcacoes, conforme os lugares em que nellas se navega. « ( Traducción: Jaguaripe es la parte por donde entran todas las embarcaciones que vienen de aquella zona, y que en esta bahia las hay en mayor número que en el resto de Brasil, en virtud de ser por agua todas las comunicaciones, variando notablemente la construcción de esas embarcaciones , conforme a los lugares en que ellas navegan. ) .
Además de mencionar un gran número de embarcaciones nos indica la existencia de varios tipos de ellas adaptadas a la zona.
Clases
En la actualidad hay varios tipos:
A) Están los de vela de izar, llamados de carga con vela aurea, del cual nos preocuparemos en profundidad.
B) Los de vela de pena (vela latina) o llamados de pesca.
C) Los de gran porte o «Iate» de paseo, transformados en «escunas» (goletas) que en la actualidad poseen potentes motores además de 2 palos cuya única utilidad es atar la toldilla.
Los conocidos como saveiros «Do Morro”, que traían parte de carga desde Gambea do Morro, Morro de Sao Paulo y Cairo a salvador de Bahía, cambiaron sus velas latinas por áureas y su casco, con una cabina en popa, sigue viéndose por la Bahía de Todos os Santos.
Los de vela de pena (clase B), generalmente usados para la pesca, son abiertos (sin cubierta), aparejados con una o dos velas latinas y fueron famosos en un tiempo, por su empleo en la pesca de alta mar, en salidas que solían durar de 3 a 4 días. Hay que tener en cuenta, que si una ola rompe sobre la embarcación o esta escora mucho, se da vuelta hundiéndose.
Son muy parecidos a los ‘botes do tejo’ , en cuanto a dimensiones , pero no tienen la misma cantidad de detalles ni tan profusamente decorados. En la actualidad se los puede ver en toda la bahia tripulados por dos o tres hombres , dedicándose principalmente a la pesca aunque a veces hacen traslado de mercaderías y de pasajeros.
Búsqueda de un saveiro
Aunque todavía quedan unos cuantos , no es tarea fácil ubicarlos . La zona por donde pueden estar es muy grande así es que pensé que el mejor lugar seria , sin dudas, donde ellos deben arribar para entregar las mercancías que transportan. Así es que busque la ciudad más importante y comencé la búsqueda.
En San Salvador de Bahía, que es el estado de Brasil con mayor litoral maritimo , me dirigí a la oficina de Turismo, cerca del «Levador da serra» y al museo antropológico en Praca Da Se, para preguntar sobre los mejores lugares en donde podía encontrar saveiros.
Ambos coincidieron , entre otros sitios , en que la rampa del Mercado Modelo era el lugar apropiado , además de ser el más tradicional y seguro. Tras todo un día de espera desde la salida del sol , no vi ni un solo saveiro. Las velas que aparecían en el horizonte tomaban distintos rumbos.
En cambio pude constatar que , al ser un lugar muy frecuentado por turistas , los robos eran muy frecuentes. En mi caso particular, un frio metálico proveniente de la hoja de una navaja apoyada sobre mi garganta, hizo que no ofrezca la menor resistencia cuando, revisando mis bolsillos, el » hermano negro» , se hiciera de 50 Dls.
Meditando sobre lo acontecido , decidí, que , a pesar de las advertencias en cuanto a la peligrosidad de la Feria de Sao Joaquim, si extremaba las medidas de seguridad, este podía ser el lugar ideal para continuar con la búsqueda, ya que desde lo alto del levador pude observar como varias velas cangrejas se dirigían hacia ese sitio.
Feria de Sao Joaquim
Antes de la salida del sol me encontraba, con unos pocos cruzados en el bolsillo , y mis cámaras aseguradas con correas en esta famosa feria- mercado.
Como primera medidas di una rápida recorrida dentro del mismo y tras el panorama que se me presentaba, contrate a un fornido negro ( Manuel ). Este estaba descargando canas de azúcar de un saveiro, y le pedí que me ayudara con la bolsa de cámaras fotográficas y las compras que debía realizar. En si estaba contratándolo para sentirme mas seguro y que los demás piensen que pensaba realizar algún trato comercial.
Durante los cuatro días que estuve en el mercado , nunca vi un hombre blanco, tanto es así que en una oportunidad se me acerco un policía, para preguntarme que estaba buscando, con la recomendación de que no me fiase ni de las sombras.
La «Feria de Sao Joaquim» merece la pena ser visitada, es tal vez una de las más grandes y pintorescas que haya visto por todo el mundo. A ella llegan diariamente la más diversa variedad de productos: cestería , alfarería , animales vivos, aves , pescado, especias, verduras, fetiches, ofrecidos en los puestos o por vendedoras ambulantes, además de las ventas al por mayor de las cosechas de temporada, efectuadas en el pequeño puerto de la feria o en los depósitos de verduras que cuentan con techo.
Los puestos se agrupan por producto, es así como hay pequeñas callejuelas donde todos ofrecen «Camarao» , en otra pululan las especies y granos, en la calle central están las carnicerías, venta de ropa y artículos de tocador
Cada tanto un bar con sus carteles del plato del día a bajo precio. Por el suelo gran cantidad de desechos mas el agua que corre, obliga a caminar sobre tablones, puestos adrede, para no hundirse hasta el tobillo en el barro.
Ahí efectúan sus compras la mayoría de los restaurantes, hoteles y vendedores de la ciudad.
Chicos con carros esperan a un costado para acercar los bultos hasta la puerta principal, donde camionetas ofrecerán sus servicios para el último traslado.
Por la mañana temprano, llegan al puerto saveiros con cargas provenientes de las islas y distintos puertos de la bahia, para descargar y , a veces el mismo día, zarpar con la virazón que se produce a la tarde.
Ver como un capataz de cuadrilla ( con fusta en mano) obliga a sus peones a descargar un saveiro llevando sobre sus cabezas enormes canastos repletos de cocos y con el agua hasta el cuello, parece una de las escenas tantas veces comentadas en los libros de la colonia sobre la esclavitud. Hubo uno de ellos que protesto, ya que al ser más bajo que los demás, el agua le llegaba a la nariz una vez cargado. El amable capataz le indico que se parara en puntas de pie, o que se fuese a trabajar en otra cosa ( hizo esto ultimo).
Así, uno tras otro, van llegando los saveiros con caña de azúcar , harina, maíz y pequeños animales para volver a zarpar, a veces con carga y otras vacios , a sus puertos de origen.
Navegación
Conozco a Geraldo , dueño del «Aguila do mar» del cual están descargando cachos de banana mientras el toma unos sorbos de caipirinha antes de partir
Me entero que va cerca , hacia Reconcavo, donde piensa llevar una carga de carbón y madera. Le pregunto si me da pasaje y me contesta que me apure con mi cerveza porque ya salen. Me despido de Manuel y me dirijo al puerto. Conozco a dos de sus hijos, Francisco y Max de 17 y 14 años respectivamente, los cuales trabajan con su padre para aprender el oficio desde hace unos anos.
Soltamos amarra y cobro el fondeo que teníamos echado por popa. Francisco y Max toman largas varas, con las cuales se van empujando hasta dejar el barco fuera del puerto. Este es el único motor que conocen para las calmas o maniobras en puerto.
Ya fuera y entre todos , izamos la mayor y ante mi sorpresa veo como como al cazar la driza de la verga, también sube el pequeño foque. Es un aparejo de vela cangreja ( aurea ) realmente primitivo, debe haber quedado en su primer paso de evolución, es decir que tiene unos 400 anos ya que luego los holandeses lo modificaron haciendo el pico curvo, de esta forma podían mantener la misma superficie velica con menor altura. Pero para esta zona tropical las tormentas no son tantas y no duran mucho. Además la temperatura del agua o del aire es agradable.
Características
La vela con pujamen suelto y sin botavara, tiene una superficie cercana a los 120 metros cuadrados, siendo alta y estrecha (3 a 4 m de ancho ). El pequeño foque sirve solo para virar.
Los garruchos de la vela de proa son de alambre de fardo, mientras que la relinga de la mayor está sujeta al palo por un cabo. Al arriar se baja la verga y en ella se aduja la vela. El foque queda siempre sobre la cubierta de proa semi-adujado, donde recibe los pisotones de todo el mundo.
El paño que utilizan es de algodón, en el cual se pueden ver cantidad de parches, a veces se lee algún número de vela, que están obligados a colocar para la regata anual que se celebra en la Bahía de Todos os Santos en enero , atrás algún dibujo.
El palo, de eucalipto, es suficientemente resistente, y tiene la virtud de ser flexible . El resultado es tan bueno que algunos saveiros no poseen obenques. El mástil , que se apoya sobre la quilla, tiene un largo de 4 a 6 metros más que la eslora.
El aparejo en sí , es mucho más alto que el de la nave de la cual proviene. esto ha sido una adaptación al medio que le toco navegar, tratando de aprovechar las suaves brisas que bajan los morros, aunque también lo pueden hacer con los fuertes vientos procedentes del Sur.
El casco, también de madera , tiene una eslora de 12 a 15 metros, una manga de 4 a 5 y 1,50 metro de puntal. Siguen la relación de 1 / 3 entre eslora y manga , al igual que las naves del siglo 15.
En proa , todos tienen una pequeña cubierta que siempre dejan libre, ya que es el lugar que utilizan para las maniobras. Algunos saveiros son totalmente abiertos, otros tienen una cubierta abovedada con dos escotillas en proa, utilizadas para carga o descarga , y una grande en popa frente al cockpit. Este ultimo es muy grande y en el se desarrolla la vida de a bordo. Encontramos un brasero para cocinar , naipes, una radio , una imagen de ‘Iemanja’, varias facas (Cuchillos) , cocos, ananás y pertenencias varias de la tripulación.
La popa es recta y el timón colgante. El fondo casi plano, le permite vararse con una escora mínima cuando baja la marea, dado que realizan tareas de carga y descarga entre dos mareas.
La obra viva esta calafateada y pintada para disminuir los danos del gusano ( Broma o Terero) , siendo la obra muerta pintada según los gustos del propietario, aunque no en forma frecuente. Es que se tratan de veleros de trabajo, de gente bastante pobre con necesidades básicas insatisfechas.
Si participa en la regata anual de saveiros , puede ser que reciba una mano de pintura. «Estamos tan entusiasmados que también vamos a pintar el mástil para dejar todo en perfecto estado y ganar » , me comenta Geraldo mientras Max me pasa unos pedacitos de carne cocida (borchete) en el brasero.
Me indican que file un poco la mayor y noto que el cabo es de fibra de coco. Francisco al verme como examinaba el cabo, explica que es muy viejo y pronto lo cambiaran por un moderno cabo de nylon.
Justo con el viento llegan densos nubarrones , que descargan una copiosa lluvia que nos alivia del calor reinante.
Pongo bajo cubierta las cámaras y me apresto a disfrutar de la navegación. El barco arranca y a medida que aumenta la velocidad, un poco de agua pasa por la proa. La escora se va haciendo mayor y por la banda de sotavento va entrando agua. Siento como se acomoda la madera estibada en el interior y le aconsejo a Geraldo que fije un poco la escota y, riéndose me contesta que me quede tranquilo. El barco es muy seco y se trata solo de un chubasco que no va a durar mucho, por lo que conviene aprovecharlo para salir de sotavento de la costa.
Al rato , ya con sol , navegábamos a un largo a 5 o 6 nudos pasando las olas que se habían formado con una excelente estropada. Cada tanto un roción banaba el barco pero la navegación era perfecta. El casco y el aparejo son los adecuados para la zona.
El viento fue calmando y mientras Max prepara un café le pregunto a Geraldo si alguna vez había pensado en ponerle motor. «- Ganarse la vida con este tipo de trabajo es difícil. Deben quedar unas 300 embarcaciones. Hace un tiempo con la competencia de la ruta y el camión nos habíamos quedado virtualmente sin nada para transportar, pero luego la gente comprendió que había mercaderías que no necesitaban ser llevadas con tanta rapidez y volvió a utilizarnos. En ese entonces varios amigos propietarios de saveiros, los vendieron y se asociaron para comprar camiones. Llegue a pensar en colocarle un motor , pero se encarecería el viaje y nunca podría competir con el camión, así es que me limite a esperar. Ahora llevamos todo aquello que los comerciantes por razones de precio y volumen , no justifican el transporte terrestre.-»
Navegación Nocturna
A medida que se hizo de noche pude comprobar que la navegación nocturna por la zona no es muy segura, ya que nadie pudo convencer a estos marinos de poner las luces reglamentarias. Cada tanto la «Capitania dos Portos» sale a ver el cumplimento de las disposiciones y como por encanto, todos van prendiendo faroles.
Si alguno no lo tiene, la contestación es siempre la misma: «Cayo al mar por una tormenta o se rompió». Evidentemente siguen las reglas universales de los veleros de trabajo, por economía no encienden las luces. Siempre se debe estar atento. Si uno en su barco escucha a otro aproximarse no importa quien tiene derecho de paso, el que avista o escucha a otro debe maniobrar para evitar el abordaje, dado que es muy probable que tanto el patrón como los tripulantes estén durmiendo. Esto es común que suceda porque en las calmas se espera con todo izado, además no hay que olvidar los efectos del cansancio c, combinado con el calor y la «cachasa».
Astillero
Ya entrada la noche arribamos a nuestro destino. Ante mi sorpresa se trata de un astillero de saveiros. Hay varios iguales en distintas etapas de construcción.
Las herramientas de trabajo son las comunes de cualquier carpintero de obra : un serrucho, varias hachas y martillos.
Ver como manejan el hacha es increíble. La quilla suele ser de «Sucupira» o cualquier madera dura, también usada para el timón. Emplean la «Jataipeba» para la obra viva y «Jaquira» para el resto, aunque en el peor de los casos se use eucalipto o pino, depende del presupuesto del que lo encarga.
Las cuadernas las tallan en maderas que ya poseen forma aproximada. Las maderas de «Olandi» y «Corduri» también son empleadas, pero con menos frecuencia, ya que son más finas y caras.
El Saveirista
La Bahía de Todos os Santos fue descubierta por Americo Vespucio en 1501. Lleva este nombre por haber sido justamente en el día de Todos los Santos cuando la flota entro en estas tranquilas aguas. recién en 1549 se funda y construye la ciudad de San Salvador por el primer gobernador de Brasil, ‘Tome de Souza’. Siendo la capital hasta 1763 , año en que el Vice Reinado se traslada a Rio de Janeiro. El puerto de Salvador se convierte en la puerta principal para el ingreso de esclavos negros en América del Sud.
Solo en el siglo pasado hicieron entrada más de 5 millones de negros, traídos de diferentes puntos del África.
Cada grupo era portador de creencias y costumbres similares , pero no iguales, por lo que se creó una rica y variada mezcla de cultos , que al ser prohibidos e impuesta la religión católica, tomaron elementos de esta; pero siempre, aunque en forma oculta, continuaron con sus ritos.
A través del tiempo se fueron cruzando con los aborígenes y los blancos, formándose los mestizos y los mulatos.
Hoy en día, los saveiristas son casi todos mestizos. Marineros natos , viven en el mar desde pequeños, aprendiendo el arte de navegar de sus padres. basan toda su vida en relación al mar , llegando a conocer a la perfección los vientos y secretos de la Bahía.
Hay que verlos llegando a la rampa do Mercado Modelo con todo el paño, en el momento justo arrían y con la estropada entran por la pequeña boca del puerto y atracan.
Por la tarde cuando zarpan , después de la una , se los ve impulsándose con las varas para situar el barco en la boca , izar las velas y esperar la virazón para alejarse
En esta zona se dan por día , no menos de dos cambios de direccion del viento. Uno llamado brisa marina y el otro terral. Soplan de direcciones opuestas ( el primero hacia la costa durante el día y el segundo desde la costa hacia el mar ) por factores térmicos. Además la alta convección forma grandes cumulus que se desarrollan durante el día con mucha rapidez provocando tormentas aisladas con fuertes vientos y precipitaciones.
Estos marinos , por lo general, son hospitalarios y siempre dispuestos a dar una mano, aunque también están los otros, con fama de peleadores, no muy honestos , que promueven luchas de «capoeira» acompañada por compases afro-brasileros con «berinbau», donde la inseparable navaja entra en escena en el momento más inesperado.
Aconsejo al turista no sacar fotos en los mercados durante estos «shows» salvo que se cuente con el consentimiento de los presentes ( la mayoría buscados por delitos ) o se este acompañado por alguien importante del ambiente.
Pero como siempre, si uno no permite que tomen demasiada confianza, es decir manteniendo cierta distancia , y no entrometiéndose por demás, se es por lo general respetado y es muy probable que se termine trabando amistad con ellos.
Se creen tan bravos que el solo escuchar este hecho anecdótico los pinta de cuerpo entero: «Un estudiante de Derecho llega de Recife para pasar a Itaparica, se dirige a un saveirista en el Mercado Modelo que , con pocas ganas de trabajar y ganar lo justo , espera algún cliente al que pueda sacarle algunos » contos » (plata) de mas. Le pide al marinero que lo cruce a la isla , demostrando su prosapia para impresionarlo. Este le contesta que deberá pagar un sobreprecio , ya que no tiene intenciones de llevarlo. enojado , el futuro abogado lo amenaza con darle un escarmiento si no acata sus órdenes de inmediato. El saveirista con una sonrisa le responde: » No lo creo posible ya que mi saveiro no es tan grande como para que suba tanta gente «.
Creo que otra forma de conocerlos , es a través de los nombres de las embarcaciones: Senhor de Bonfin, Agila de Mar, Avellaria, Alegria do Porto, Bon Joses dos Navegantes, Bon Sucesso, Boa Fe, Beija Flor, Bon Jesus Consolhiero, Sao Pedro da Boa Sorte, Sombra da Lua, Santo Antonio Grande , Santo Antonio da Barra , Deus te guie, Gostosa, Goldfinhe, Medusa, Maria da Luz, Maricas, Mulata, Natal, Nossa Senhora d’Ayuda, Nova Vida, Nova Esperanca, Paciencia, Recanto da Lua, Vontade de Deus, Rainha das Aguas, Deus Dara.
En realidad no es que sean tan religiosos, sino que son muy supersticiosos y tienen una gran mezcla con todos los cultos y la religión católica, adoptando las creencias que más le conviene.
La muerte de un Saveirista
Ruy Barbosa , viejo pescador de saveiro con vela latina, me conto sobre tradiciones que ellos tenían acerca de lo que se debía hacer cuando un saveirista moría.
Procedente de una antigua familia , aprendió el oficio de su abuelo y las viejas tradiciones de su bisabuelo. a sus hijos y nietos ya no les interesa la vela para trabajar, sino que compraron un «camión».
Ruy acepta todo con mucha tranquilidad, piensa que tal vez las condiciones de vida mejoren para ellos, pero seguro que no lo van a lograr en cuanto a paz interior. Así sigue pensando y charlando tranquilamente, mientras con mirada perdida en el horizonte, como la de todo pescador , fuma un cigarro.
A medida que pasa el tiempo me impaciento y le pregunto cómo eran los funerales. Se acuerda de hace mucho tiempo cuando tenía alrededor de 24 años, peso fue en 1945 o 46 (…»se había terminada la gran guerra»…).
Por la noche se escucho el toque por el cual se avisa que un saveiro se hacía a la mar. Llamo la atención porque sus notas eran tristes y melancólicas.
El saveiro iba a llevar el ataúd con su antiguo patrón.
Por la mañana toco nuevamente en despedida al viejo marino, llamando a los amigos y compañeros para que lo acompañen hasta su última morada en Mar Grande.
Desaparecido en el mar
Cuando alguien muere ahogado, en casi todo el N.E. brasilero tienen la costumbre de poner a flotar un plato en el mismo lugar y a la misma hora de ocurrido el accidente. Lo siguen mediante una canoa u otro tipo de pequeña embarcación y cuando el plato se detiene quiere decir que en el fondo está el cuerpo.
En sí , lo único que hacen es seguir las corrientes, pero estas distan de las que hay en el fondo. Dicen que los resultados son buenos, aunque lo dudo mucho. He visto que saben colocar más de un plato y también ponen velas encendidas sobre ellos , dejándolos a la deriva. Cuanto de ritual hay en cada cosa que hacen?
Escuche de un marino esta antigua leyenda: «- En las noches de luna , a horas inciertas, quien mira el mar puede encontrarse con que van surgiendo de las aguas viejos barcos, hace tiempo desaparecidos. Desde los reinos de ‘Iemanja’ , esta noche volverán los viejos marinos muertos en el mar. Cruzaran con sus velas fosforescentes la bahia en una rápida regata que no dura más que pocos minutos , con un viento frio. Después, las almas de los barcos volverán a sus viejos esqueletos. En sus viejas creencias, sostienen que los barcos nacen, viven y mueren, Janaina los está esperando de vuelta de este rápido paseo por el mundo de los vivos. Va a aparecer como un sueno por la rapidez en que transcurre, pero no, son los viejos amigos que pasan a saludarnos.»
En la Feria de Sao Joaquim , en un pequeño bar cerca del puerto, frente a los corrales de animales , escucho a un parroquiano cantar: » Es dulce morir en el mar , en las ondas verdes del mar». Sorprendido le pregunto el porque de esta canción y me contesto que tan solo la escucho muchas veces en boca de su padre y del abuelo y se refiere a que no hay nada mejor que ir a parar a los brazos de Iemanja , la de los largos cabellos perfumados.
Regata de Saveiros
Anualmente la Marina brasileña organiza una regata en homenaje del Saveiro y lo que represento en la historia del Brasil.
Se la llama «Joao das Botas» en recuerdo del almirante que tanto lucho para la independencia del Brasil, utilizando flotas de saveiros.
Se celebra para fines de enero, por lo general el último domingo del mes, teniendo como lugar de partida las inmediaciones del Puerto de la Barra.
Lo principal en esta regata es la participación y no tanto el resultado, ya que todo el mundo recibe algo. Los dueños una medalla, la tripulación, algo de dinero y todos los barcos que finalizan la regata, una subvención para que puedan reparar danos o solventar un poco la preparación.
Todos los problemas y peleas derivados de la competencia se solucionan con un vaso de caipirinha, teniendo todo un año para reconciliarse hasta la próxima regata.
Un buque de la Marina sirve de comisión de regatas y da las señales de partida con un tiro de canon para las distintas clases, juntándose entre 150 a 200 participantes.
En las inmediaciones se ven cantidad de barcos repletos de gente que , con caipirinha y música, van a seguir el desarrollo de la regata alentando a sus amigos. El recorrido hace que los barcos pasen cerca de distintos puntos de la costa, congregando gran cantidad de espectadores.
Se ven que los saveiros participantes con muchas banderas y se nota que la mayoría de ellos fueron pintados para esta ocasión.
Primero parten los saveiros de gran porte, los que fueron transformados en escunas, en los cuales se pueden ver los preparativos de gran cantidad de caipiriñas, instrumentos musicales y en uno de ellos observe como salía humo de la barbacoa puesta en popa. La tripulación sobrepasa holgadamente las 15 personas (llegue a contar 24 en el que me pareció mas poblado).
La clase «B» está compuesta por los saveiros de vela de izar o de carga. En esta clase participaron 46 embarcaciones.
Es realmente un hermoso espectáculo ver como todos fondeados en la línea de largada, esperan la señal para izar la vela y recoger el fondeo. En breves instantes , todos con sus velas áureas y pequeños foques al tope, empiezan a moverse. Al principio todos juntos, los gritos y exclamaciones son de variado contenido, y vuelan algunos limones e incluso huevos.
Se tiran los barcos encima, no siendo raro ver una colisión entre los punteros para definir la situación.
El tercer tiro es para los saveiros de vela de pena (Latina) usados para la pesca. Son muchos más chicos , con un mástil bien hacia proa.
La última señal es para los barcos de vela latina de dos palos. Son muy raros de ver y hay que tener la precaución de adrizar constantemente sino se tumban , llenándose de agua para luego hundirse.
Una vez realizadas las 7 millas del recorrido, hay gran fiesta y baile con entrega de premios. Algunos se van para su puerto de amarre y a medida que llegan a sus respectivos fondeaderos, dan comienzo a otras fiestas locales.
SCUNAS (Schooner, goleta de dos palos)
En estos astilleros hacen todo. Desde los Saveiros de carga, los más pequeños de vela latina para la pesca y un poco más lejos vi dos «Scunas» de gran capacidad. Estos antes eran usados para carga, por eso el volumen, y navegaban de puerto en puerto toda la costa de Brasil. Más recientemente la gente adinerada, o no tanto ya que vi muchos bastante modestos, los convirtió en potentes yates, con grandes motores y en su interior cómodos salones y camarotes. La gran ventaja que tienen es que cualquier carpintero los puede reparar y en Brasil es un oficio muy importante.
JANGADAS
Regreso de la pesca en un día como otros.
“No se ven casi nubes, el cielo es de un azul limpio, el sol hace sentir la hora, son casi las tres de la tarde. A partir de ahora comenzaran a llegar las jangadas con su cosecha diaria. En la playa solo quedan los troncos que utilizan para hacerlas rodar, ya salieron todas. Hacía tres días que no podían salir, debido a un temporal que azoto la zona. A lo lejos ya se ven venir las primeras velas. Los compañeros que quedaron en la playa se preparan para ayudar.
La primera se acerca rápidamente. Sus dos tripulantes, con grandes sombreros de paja vienen equilibrándola uno de cada lado. Van pasando las olas con viento en popa, hasta que una de ellas la desestabiliza. Comienza una lenta tumbada, saltan rápidamente, y la gente que estaba mirando corre a ayudar.
Vuelven a parar la jangada, la vela esta rifada y se perdió parte de la pesca. El espectáculo es triste, pero no demuestran que les afecte mucho. Parecen estar acostumbrados.
De los presentes, algunos tratan de recuperar los pescados, otros dan una mano para sacarla fuera del agua y mediante los rodillos llevarla a un lugar seguro.
Continúan con la rutina idéntica a los otros pescadores. Entregan la poca pesca remanente para que sea llevada al mercado si es que no se vende directamente en la misma playa…».
Reseña histórica.
Se las puede encontrar con leves variantes en cada sitio, desde el sur de Ilheus, en el estado de Bahía al norte de Fortaleza, prácticamente en toda la región llamada nordeste brasileño.
Se piensa que proceden del Perú, traídas por los indios que descendiendo por el ‘Amazonas’ llegaron a la costa. En el Perú existía una especia de jandada, llamada balsa (amaldia). Su nombre proviene de la madera que usaban. Las más grandes tenían cinco orzas en la popa y en la proa llamadas guares y una cabaña en el centro. Thor Heyerdahl construyo una balsa de ese tipo, la famosa ‘Kon- Tiki’, con la cual comenzó a demostrar teorías migratorias por el Pacifico que hicieron cambiar las mentes de los antropólogos que no navegan.
Se tiene noticias que en el Pacifico fue utilizada, antes de la llegada de los españoles, para navegar entre Guayaquil, Tumbez, Puna, además de todos los puertos que en ese entonces había sobre la costa.
Los portugueses al arribar a la costa brasileña, en el siglo XV, vieron como los aborígenes utilizaban para pescar unas balsas hechas con troncos. Se impulsaban con largas varas y ‘no tenían vela’. Pescaban en las lagunas o cerca de la costa en los remansos naturales formados por los arrecifes que bordean paralelamente la costa.
Valiéndose de un arpón capturaban a los peces y recolectaban crustáceos y cangrejos.
Las bautizaron jangadas debido a que ya habían visto, en las Indias, embarcaciones similares a las que se les llamaba «Jangas».
Con el tiempo al estar la costa más poblada, la pesca costera fue mermando, obligando a estos pescadores a alejarse de la playa. Se piensa que en ese momento, y adaptando los conocimientos del europeo, comenzaron a usar una vela latina e incluso algunas jangadas llegaron a tener dos palos. También fue necesario adoptar una orza para no irse de ronza. Según los estudiosos opinan que fue traída de Perú, ya que en esa zona se utilizaba desde hacía mucho tiempo. Otros opinan que fue introducida por los europeos.
A medida que su uso fue mas maritimo fue cambiando la construcción haciéndose más grande y buscando mayor estabilidad.
No solo fueron utilizadas para la pesca sino que incluso durante el siglo pasado fueron vistas algunas con techo de paja, a media agua, y dedicadas al transporte de pasajeros y carga.
Construcción
En un comienzo el casco, de una eslora de 5 a 6 mts. Estaba construido con 5 y a veces 6 palos de ‘Apeiba Tibourbon’ conocido como palo de jangada o ‘Mulungu’.
En la actualidad no es tan común ver jangadas de troncos y, según la zona, las de tablas desplazo a la de troncos. De cualquier forma son muchos los lugares donde el tronco se sigue utilizando aunque no todos las hacen de la misma madera ya que su costo dificulta su uso. Como el ‘Mulungu’ o palo de jangada, muy liviano, proviene del sur del estado de Bahía, es más frecuente ver en el norte a las jangadas realizadas en tablas.
Hasta hace poco tiempo atrás, los jangadeiros solían ir con sus viejas balsas hasta Itarara, donde se consigue la madera a buen precio. Abandonan la vieja y construían una nueva. Por lo general volvían navegando trayendo a remolque otra jangada y palos para una tercera.
Las más grandes, de 6 palos, tienen los 2 palos del medio con más punta en la proa que en la popa. Estos van atados entre si y unidos con clavijas de madera. Los palos de ambos bordes quedan más levantados que los otros.
La vida útil de una jangada es de 1,5 a 2 años.
Para el mástil utilizan, cuando pueden, la madera de ‘gororoba’, la cual es muy flexible y aguanta bien cuando el viento refresca. Usan una vela latina con pie suelto y hay referencias de jangadas con dos palos. Estas tenían una vela al tercio en el palo mayor y la driza servía de stay. En la popa establecían una vela latina pequeña.
El palo está sujeto por el banco de proa, donde también esta la orza. Esta pasa por un corte efectuado en uno de los palos y a veces el banco actúa como caja de orza, de no ser así simplemente está sujeta a un cabo para que no se pierda. La orza calza muy justa para poder regularla a diferentes alturas, según la condición de navegación; algunos utilizan cunas de madera para fijarla.
Hacia popa hay un segundo banco utilizado por el timonel, este gobierna mediante un remo, de unos 3 m de largo, calzado en la popa entre dos palos.
No siempre lo coloca en el mismo lugar; cuando va ciñendo ubica el remo entre el palo de la banda y el siguiente, siempre a barlovento así, al mismo tiempo, va adrizando. Con viento en popa pone el remo en el medio.
En algunas jangadas se ven unos cabos que penden del palo y son utilizados para adrizarlas con vientos fuertes. He visto que llevan piedras grandes para colocarlas del lado de barlovento a modo de contrapeso, pero son todas situaciones que realmente yo no tuve la oportunidad de observar personalmente. Me fueron relatadas por Bernardo, con el cual salí a navegar en más de una oportunidad.
A modo de fondeo utilizan una roca ligada con cabos. Los menos usan un ancla, llamada ‘poita’. Está formada por dos maderas rígidas, fijadas en cruz, y sus puntas terminan en forma de una. En estas unas clavan 4 clavijas de madera flexible, atadas en la parte superior, que encierran una piedra la cual le otorga peso al conjunto.
La madera del palo de jangada es muy porosa, cargándose de agua. Si al partir flotaban la mitad sumergidos, luego de un par de días están al ras del agua, perdiendo gran parte de sus condiciones marineras.
Es importante la tarea de dejar la balsa sobre rodillos, y muchos las colocan de canto, ya que necesitan secarse. Es evidente que el agua de mar los va atacando y la sal reduce notablemente su vida útil. Al cabo de dos años los cascos están tan frágiles que se debe tener cuidado hasta en su manipulación.
La Pesca con líneas
En distintas oportunidades tuve la suerte de salir con los jangadeiros a pescar.
Nunca me voy a olvidar la primera vez, realmente fueron varios los problemas que ocasione, con mi voluntad de ayudar en las maniobras. Sobre todo por el escaso lugar para moverme, la falta de practica en el uso de la vela latina y el movimiento de la jangada, que es muy diferente al de un velero, ya que es muy inestable.
Conocí tres modalidades de pesca. Una vez salimos por la tarde para recién regresar al mediodía siguiente, pasando toda la noche, mar adentro, pescando. Fuimos con una jangada bastante pequeña, estando la tripulación compuesta por Bernardo y Yo. La zarpada fue con poca emoción porque para pasar la rompiente me obligaron a que me siente sobre el banco y, entre Bernardo y un ayudante, hicieron que la jangada pase las olas sin que las olas la puedan afectar. Luego subió Bernardo y con el viento de tierra, que soplaba a unos 10 nudos, nos fuimos alejando durante un par de horas. En un momento dado, Bernardo adujo la vela y despliego 5 líneas de pesca, mientras tanto la corriente nos llevaba lentamente.
Al poco rato éramos una docena de jangadas, algunas de ellas grandes, con cuatros tripulantes… Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que la intención era la pesca del cazón, aunque todos saben que es inofensivo no creo que nadie tenga la certeza de que se trata de cazones y no de tiburones. Ver la alegría que les producía cuando aparecía alguna aleta, mientras se preparaban con palos para matarlos a golpes, a mi me dejaban helado y solo pensando cuando llegaría el momento de regresar.
Mi temor que al principio se limitaba a las cámaras fotográficas, paso rápidamente a mi persona. Pasó así toda la noche, vigilando las líneas de pesca que nos brindaron 4 excelentes peces, 3 sardas y un pez limón. Pero con el sol llegaron más problemas porque Bernardo es de los pescadores que están acostumbrados a salir al mar a sin comida y sin agua potable. Esperar a que el viento sople nuevamente hacia tierra y el tiempo de navegación bajo el ardiente sol del norte de Brasil se encargo del resto. Mi experiencia termino con un principio de insolación y deshidratado debiendo pasar un par de días haciendo reposo.
La segunda vez fue una de las comunes salidas diurnas, la cual comienza a la madrugada para finalizar, cuando cambia el viento, después del mediodía.
En esta oportunidad no lleve cámaras fotográficas pero si me cerciore que llevaran agua. Además me prepare un buen sombrero, pantalón y camisa para una mayor protección del sol. Tal cual lo hacen ellos.
Salimos cerca de las 5.30 con varias jangadas más, pero a diferencia de la vez anterior, cada uno tomo rumbos distintos. En total éramos cuatro tripulantes y a decir verdad, me hicieron trabajar bastante. Me dieron tres líneas, una en cada mano y la otra la ate a un madero. Cosa que no le gusto mucho a «Bernardo»; sostenía que se podía cortar como luego sucedió.
En el banco de proa llevábamos colgadas dos calabazas con agua, otra con ‘farofa’ (harina de mandioca molida gruesa), líneas de pesca, cabos y un par de canastos.
A medida que sacábamos pescados, los colocábamos en un gran canasto llamado «sambura”, previa marca que cada uno le hacía para poder reconocerlos. Jao los marcaba en el espinazo, Elbo en la cabeza, Bernardo no los marcaba y los míos iban para Bernardo que era el dueño de la jangada.
Según lo que me contaban pude establecer que la media por mes es de 400 kg. , a veces sacan hasta 50 kg. Por salida. Los peces más grandes se atan en el centro de la jangada.
Los nombres de los peces que pude entender son:’ pirapiranga, guaiuba, dentao, cioba, garoupa, xira y sirigado ‘, entre otros.
El regreso esta vez fue un tanto diferente, ya que una vez guardados los elementos de pesca comimos ‘farofa’ y para bajarla gran cantidad de agua.
Saque de un sobre hermético los cigarrillos, todos fumamos con gran tranquilidad mientras me preguntaban la modalidad de pesca en la Argentina, extrañándose que no existiera jangadas. Elbo aconsejo a los demás en no pensar de ir a vivir a la Argentina, no sabrían que hacer sin jangadas.
Bernardo estaba contento porque capture 9 piezas (no muy grandes) y tan solo perdí una vieja línea. En forma de gratitud me invito a cenar en su ‘barraca’.
Volvimos a tierra rápidamente con un buen viento del N.E. que nos daba por la aleta. Para pasar la rompiente soltó la vela a último momento para disminuir el impacto y ayudándose con los remos, la mantuvieron perpendicular a las olas.
Durante la cena, en la cual comimos algo llamado ‘Caruru’, similar a un extraño guiso de verduras y un excelente ‘acaraje’ (albóndigas fritas de camarón con porotos) me invito a salir nuevamente al día siguiente.
Pesca con red y trampas
Esta salida fue la más breve y a su vez la más divertida, ya que fuimos a los arrecifes a pescar con red. Esta tiene piedras que la mantienen en el fondo y en el borde superior flotadores. Un extremo se ata a la jangada y con otra auxiliar, más pequeña, se describe un gran círculo. Luego se trae todo el conjunto a la principal y se iza a bordo.
Esta operación la repetimos cinco veces, aunque no siempre salía de la misma forma debiendo bucear para desenganchar la red en tres ocasiones. La pesca fue abundante y muy variada.
El mar bullía cuando rompía contra los arrecifes formándose gran cantidad de espuma. La jangada desaparecía debajo de esta al cruzarlos, quedando solo los bancos y la vela fuera del agua.
También me explicaron que la pesca entre los arrecifes se daba con abundancia solo en ciertos días donde factores como corriente, viento, sol y temperatura se conjugan.
Simultáneamente a nuestra pesca vimos como otras jangadas se encargaban de revisar trampas para langostas o cangrejos. Sea renovando carnadas o cambiándolas de sitio.
Luego de cuatro horas regresamos con un mar algo agitado. Las olas que se nos acercaban por la popa, nos pasaban reventando contra la jangada bañándonos. Cada tanto barrenábamos alguna con bastante temor de que se cruce, con el consiguiente peligro de tumbar y perder la pesca. Pero todo termino bien y causamos un sin número de comentarios por parte de los otros pescadores, al regresar con semejante botín.
Luego de retirada del agua y colocada sobre rodillos de troncos, la alejamos de la rompiente dejándola con la vela extendida para que se seque.
El ‘Xareu’
Esta pesca se realiza en varias épocas del ano. No puedo precisar exactamente cuándo y por sus características debería investigarse más.
Los jangadeiros portan en sus embarcaciones una enorme red de arrastre. Formando un círculo la van arrojando al mar. Una vez bien establecida «los hombres de tierra» tirando de gruesos cabos la llevan hacia la playa.
Se reúne mucha gente que no son simples mirones, sino que cumplen una función ya que cuando los «hombres de tierra» comienzan a recoger la red, la población allí reunida entona canticos. Lo poco que pude averiguar es que se trata de una acción conjunta de carácter ritual proveniente de ritos africanos.
Vela
La vela es de algodón cosida generalmente por la mujer. Su duración es de un ano, siendo al principio blancas; rápidamente se van ensuciando. Esto, sumado a los parches y zurcidos de las rifaduras, las hace muy atractivas.
He visto en distintas partes velas de Dacron que se les regalan a los jangadeiros para que hagan publicidad. Las hay con emblema de Coca-Cola, Wolkswagen, Sprite, L.M., etc.
En la Bahía de Guanabara tuvimos la oportunidad de ver tres jangadas que, traídas de ‘ilheus’, hacían propaganda. Salían casi todos los días a pasearse frente a las playas con velas con la publicidad de «Sprite”.
A las velas de algodón hay que ir mojándolas para que la trama se cierre y no dejen escapar viento.
Contestando una pregunta que siempre me hacen, para virar o cambiar de borde en una ceñida, se ponen con viento en popa y se pasa la escota de banda, previamente se lleva la entena a posición vertical. Después de hecho esto se vuelve al rumbo deseado.
Itamaraca
Es una isla al N. de Recife, que es famosa por varios motivos: uno de ellos el presidio y cárcel abierta; así es que no hay que asustarse si al cruzar un estrecho y largo puente que une la isla con el continente, es detenido por diferentes controles policiales y militares. En los campos se ve trabajar a los presos con sus sombreros de ala ancha y trajes típicos (de presidiario: a rayas blancas y negras). Los familiares cruzan el puente y los van a visitar a los campos; más de uno se queda a pasar el día con ellos ayudándolos en el trabajo.
Guardias negros, con blanca vestimenta y fusil en mano o látigo al cinto, dan la sensación que en un abrir y cerrar de ojos ingresamos a un filme de presos y escapes, faltando solo ‘Papillon’.
Por ese brazo de mar que separa la isla del continente, de unos 500 a 1000 mts. De ancho, se ven cantidad de velas latinas de las barcas de pescadores y canoas llevando pasajeros (el ferry local) desde y a diferentes puntos de la isla.
La isla en si es un lugar paradisiaco. Con grandes playas que se comparten entre bañistas y pescadores. Cerca de ‘Vila Velha’ hay varias colonias de pescadores, cuyas cabañas hechas con hojas de cocoteros se hallan alineadas sobre la playa mirando al mar. Gran cantidad de trampas para langostas se ven apiladas en su interior, redes puestas a secar, el martilleo de alguien calafateando alguno de los barcos de pesca, que al no haber puerto, con rodillos de tronco y tracción humana son retirados del agua.
Cerca de ellos, los jangadeiros son las vedettes de los arrecifes ya que con sus embarcaciones se encargan de recorrerlos pasando una y mil veces sobre la «rebentacao», tan temida para aquellos que calen más de 30 cm de profundidad.
Algunas de estas barracas, que durante el día funcionan como puestos de venta de pescado, a la noche se transforman en bares.
Allí los pescadores se reúnen, comen una ‘moqueca de peixe o camarao’ y con mucha ‘cerveija’ y ‘cachaca’, se ponen a sambar para, por lo general, terminar en batucadas.
Por su puesto que no se puede llegar con auto; es así que tanto las provisiones como la pesca se van de aquí a hombro hasta la única ruta asfaltada de la isla.
En Itamaraca el contraste de la colonia de pescadores y su forma de vida con el entorno no es tan violenta como en ‘Salvador’ o ‘Recife’. Pituba, cerca de Salvador, era una pequeña aldea de pescadores. Ahora altos edificios, con hermosas casa de fin de semana, ocupan la aldea. En la playa sigue la colonia de pescadores con sus barracas, jangadas y canoas.
En una oportunidad pase unos días en la colonia, conocí a su jefe Bernardo, que me enseno a navegar y pescar como lo hacen ellos. Cuando volví a pasar por allí, luego de tres anos, al preguntar por el me presentaron a Caio, el nuevo jefe: -«Iemanja se lo llevo a Bernardo una noche, hace más de un año…»
Pedro, que fuera tripulante de Bernardo, me reconoce, está contento porque progreso; ahora tiene una jangada propia con 2 tripulantes. Esta orgulloso ya que es grande y lo que pesca le alcanza para vivir; la esposa colabora con el cosiendo y bordando todo el día.
Me invita a quedarme y salir a pescar con el y me quedo dos días antes de seguir viaje a Recife.
En Recife los pescadores cuentan con «sponsors» que le suministran velas de Dacron, de vistosos colores y bien pensados logos, para que las usen en su salida diaria sobre todo porque detrás de las barracas se pueden ver al Sheraton y al Hilton entre otros hoteles de súper lujo. Mientras algún grupo de turistas las señalan y felices sacan fotos, se escucha decir (refiriéndose a los jangadeiros) «Beware of pickpockets».
Su futuro
Sin embargo quedan cientos de pequeñas aldeas de pescadores como en Itamaraca, Canoa Quebrada, Cabo Branco, etc.
En ellas, como hace quinientos años, la jangada sigue prestando servicios sin miras a desaparecer.
Tiene muchas ventajas en el nordeste de Brasil en zonas sin puertos, donde los vientos frescos azotan a las playas rodeadas de arrecifes. Son insumergibles y de bajo costo.
Más lentas que las canoas, pero mucho más seguras, son preferidas para salidas largas lejos de la costa.
Esta embarcación está perfectamente adaptada a su uso y las condiciones meteorológicas de la zona. Su futuro dependerá de que estos factores cambien o lo hagan las condiciones socioeconómicas.
En cuanto a los materiales que se emplean, he visto últimamente utilizar canos de PVC en el casco en vez de palos, pero no fue muy aceptado. Tengo entendido que por un lado no navegan muy bien y además se hunden. Siendo un conjunto flexible y demasiado liviano, haciendo peligrosa la navegación en el mar. Por otra parte pasar los arrecifes puede representar que golpee y se llene de agua, hundiéndose. Desvirtuando el principio de la jangada (balsa).
Pero sobre todo, porque habría que cambiarles las tradiciones que mantienen desde hace siglos, las mismas que los hacen felices.
Esas que el europeo logro cambiar en África, donde ritos y creencias ligadas al mar, han desaparecido, pero se hallan presentes en Brasil.
Tal vez así cambie o desaparezca la jangada de Brasil. Si esto sucede estemos atentos para ver qué pasa con su gente.
Mientras tanto, gracias a ella, su gente sobrevive.
YEMANJA. PROTECTORA DE LOS PESCADORES Y MARINOS
En San Salvador de Bahía y en toda la costa del famoso ‘Nordeste’ brasilero existen marinos que junto a sus familias poseen una religión propia. Por muchos años estuvo disfrazada con la religión católica, es decir, la de sus amos. Es que el esclavo que vino de distintas partes del África trajo consigo, además del recuerdo de una vida en libertad con familia y amigos, su religión. Esta forma parte, hoy en día, del mágico mundo del Candomble. Casi podríamos afirmar que Bahía es su epicentro, en realidad es considerada la Roma negra.
El Candombe es practicado por el 60 % de la población; si tenemos en cuenta que hablamos de 215 millones de habitantes se trata de una cifra importante. Por otra parte no podríamos entender al hombre de mar del Brasil sin profundizar en su religión y creencias.
Entre los puntos interesantes a ver es que algunos de estos cultos ya desaparecieron hasta del país que le dieron origen. El culto a Yemanja en África no se lo puede encontrar más, en cambio en Brasil es uno de los más importantes, con grandes celebraciones como ya veremos más adelante.
Origen
Los negros aportaron una compleja mitología llevando sus creencias a la iglesia y es así como encontramos un culto católico hermoseado por un aura fetichista. De allí nació un sincretismo religioso que se muestra en su máximo exponente, ya que el candomble permitió al negro conservar bienes de su cultura original, dándole fortaleza para soportar la esclavitud.
Para completar el cuadro es importante aclarar que los esclavos llegados a Bahía pertenecían a los pueblos Geges, Nago, Congo, Angola y Male de una vasta zona del continente africano que comprendería los actuales países de Zaire, Congo , Ghana, Togo, Nigeria y Benin. Así es que, teniendo creencias similares, la adaptación al culto católico sufrió variantes según el pueblo de origen y es por ello las diferencias que podemos encontrar, sea en las ceremonias o en los nombres de las deidades, según el terreiro o la Mae o Pae de Santos que los organice en la actualidad.
Tuve la oportunidad de poder ingresar un poco a este mundo gracias a la amabilidad de la gente del terreiro de la «Mae Menininha do Gantois» que fue la principal sacerdotisa del candomble. Ella, según sus seguidores, fue escogida como jefa espiritual por los propios dioses y recibió el poder místico directamente de «Oxossi» (dios de la caza), «Xango» (dios del fuego), «Oxum» (reina de la belleza), » Obalue» (reina protectora de las enfermedades contagiosas). Murió a los 93 anos (14 de Agosto de 1986) después de 64 años de orientar espiritualmente a sus seguidores. Entre ellos podemos encontrar a personalidades como el compositor Do rival Cay mí, al escritor Jorge Amado, y a los famosos cantantes Gilberto Gil, Vinicius de Maraes, Gal Costa, Caetano Veloso, Maria Bethania, etc.
Fue ella, que con mucha tranquilidad me oriento y explico algo del gran mundo espiritual del Candomble. Difícil de entender si no se lo vive, siendo difícil de vivir en Bahía tratando de ignorarlo. Está presente en cuanta actividad uno vaya a desarrollar y en particular si se es marino.
Creencias de los hombres de mar
Las fiestas de carácter religioso de los marinos del estado de Bahía son muchas. En ellas toman parte activa tanto católicos como mestizos. En todo el litoral, en cuanta capilla exista, hay un día de fiesta reservado a su santo de devoción y a ‘ YEMANJA’.
Los más importantes protectores son:
Nosso Senhor do Bonfin.
Nosso Senhor dos Navegantes, en Boa Viagem.
Nossa Senhora das Candeias.
Bon Jesus da Lapa, de Rio San Francisco.
Grande Senhora Yemanja, Rainha do Mar; popularmente conocida como ‘ Mae d’Agua’ o ‘Janaina’ o ‘Iara’.
Nosso Senhor de Bonfin.
En esta fiesta, celebrada en enero, participa toda la ciudad de San Salvador de Bahía. Hombres, mujeres y chicos sin distinción de color y lo mas increíble los «Hijos y Padres de Santos (Paes-de-Santos y Maes dos Santos) también».
«… participan como si fuese un rito mas de sus cultos, después de sus obligaciones con «Oxala», «Xango» y «Oxum» o de dar sus presentes a Yemanja se dirigen a la iglesia conjuntamente con sus «Hijas» espirituales, a escuchar misa y dar gracias por sus tareas cumplidas en su obligación de dirigir el «Terreiro do Opo Aponja», en la calidad de celadora de Axe legado por sus antepasados…» según la publicación de Axe, Opo Aponja.
Esto ocurre en el séptimo día de la novena, cuando se realiza el lavado de Bonfin donde bahianas vestidas con sus típicos vestidos blancos desfilan llevando cantaros de agua perfumada. Llegan de todas las formas: unas a pie, otras trayendo los cantaros a lomo de cabalgadura y otras en canoas ornamentadas con papel decorado. Rodeados de fieles que vienen a cumplir sus promesas se los ve subir la colina descalzos, arrodillados, otras portando ex votos pintados por artistas locales. Todos deben dar 3 vueltas alrededor de la iglesia como marca la tradición.
Se cree que la tradición de lavar las escalinatas proviene de los tiempos de la esclavitud, cuando las negras estaban obligadas a lavar el piso de la iglesia después de asistir a misa, celebrada para ellos solamente.
Varias veces la creencia fue prohibida por las autoridades eclesiásticas pero siempre reestablecida.
Según dicen las crónicas esta devoción fue iniciada hacia 1745 por el C.M.G. Theodosio Rodrigues de Faria y los devotos eran en su mayoría hombres de mar. Casi todos bahianos pero también llegaban de otras partes del Brasil. Con sus uniformes se podían ver a marineros, oficiales y contramaestres subiendo la ladera de la colina.
Nossa Senhora da Conceicao do Praia
Esta ceremonia se celebra en la playa de Itapoa. Culmina con el lavado de la iglesia y es seguido por bailes populares que duran toda la noche.
Nosso Senhor Dos Navegantes
El 1ro. de enero de cada ano se inician las fiestas religiosas tradicionales, en el cual participan fundamentalmente los marinos.
Este es el día de la gran procesión marítima. La imagen del «Senhor» tenía que ser llevada unos días antes a la iglesia de Conceicao Da Praia en la ciudad baja. Las dos imágenes eran llevadas en procesión antes de ser embarcado el protector de los Navegantes en una barca hecha para tal fin. La imagen de la «Senhora da Conceicao» vuelve a la iglesia.
En este momento comienza la procesión marítima que se dirige hasta el «Farol da Barra» y regresa a la «Praia de Boa Viagem» acompañada por cientos de embarcaciones de todo tipo empavesadas, las cuales llevan fieles que con un poco de ‘cachasa’ (alcohol de caña de azúcar) y cerveza comienzan a cantar y bailar al ritmo de compases afro-brasileros. El barullo producido por cohetes, rezos, vivas, gritos, música y canciones es ensordecedor. Los devotos a esta hora ya están totalmente fuera de sí y se los puede ver cómo, en «trance», se tiran al agua y se producen algunas peleas. La fiesta se prolonga por la tarde y noche con baile y alcohol.
Yemanja
También conocida como ‘ Mae D’Agua ‘, ‘ Rainha do Mar ‘, ‘ Janaina ‘ , ‘ Jara ‘ , ‘ Ya ‘ o ‘Princesa de Aioka’.
Muchos de los fieles que participan de los festejos que describí más arriba después van a ofrecer sus presentes a la Rainha do Mar con la misma devoción. También se da el hecho que católicos profesantes, de los que no faltan ningún domingo a misa, son recibidos y muy respetados en los «terreiros» de Mae do Santo, llegando a ocupar posiciones de importancia dentro del culto, sin menosprecio de su status social ni como católico.
El culto de Yemanja, originario de la nación de los negros Grunci (conocidos como negros gallina) la llamaban simplemente Ya y era la señora de las aguas. Las tradiciones de los grunci desaparecieron en el sincretismo con las naciones negras, blancas e indígenas. Este culto, el de Ya, fue abandonado hace tiempo en África y se mantiene vivo solamente en el Axe do Opo Afonja (casa de santo donde se conservan los ritos, candomble).
En la mitología ‘Nago’, Yemanja es la madre de todos los orixas siendo el padre Oxala. Los orixas son las divinidades del culto ‘gege-nago’ y su representación antropomórfica. Se los llama santos por influencia de la religión católica.
En el sincretismo Yemanja es Nuestra Señora de la Concepción, de esa forma saludaban a Yemanya al alabar a Nuestra Señora de los Navegantes y a Oxala al saludar al Senhor do Bonfin; patronos y vírgenes de la población de origen portugués.
La lengua oficial en los ritos africanos originales es el ‘yoruba’, así como en la iglesia católica es el latín. En la actualidad los cantos son en Nago, Angola y Congo, y tiene pocas diferencias en el rito.
Origen de la mitología
Según la leyenda la formación de la tierra se la debemos al casamiento entre La Tierra (Ododoa) y el Cielo (Obatala). Tuvieron dos hijos que fueron la tierra firme (Abanju) y el mar (Yemanja). Pasado el tiempo Yemanja se casó con Abanju y de esta unión nació el Aire (Orungan). Este se enamoró de su madre y como Yemanja lo rechazo la rapto para seducirla. Yemanja logró escapar pero murió al caer en un pozo, su vientre se abrió y de el salieron los ‘orixas’. Sus pechos crecieron y de ellos surgió el agua que formo lagos y ríos.
Yemanja es muy coqueta, se viste de azul siendo sus símbolos las piedras del mar y las conchillas. Su saludo es Odoia.
Se realizan fiestas importantes en Itaparica, Rio Vermelho y en el Dique. Siendo la más importante la que se celebra el 2 de febrero en Rio Vermelho. Todo el mar de Bahía le pertenece; aunque se puede ver en otras partes como los pescadores y marinos le hacen ofrendas.
Es la reina de las aguas, siendo sus dominios el mar, los lagos y ríos. Dirige los vientos y desata los temporales.
Es madre y esposa de los marinos, estos se la imaginan como una sirena de largos cabellos perfumados, muy rubios y de piel blanca.
Tiene múltiples moradas, son ellas la del Monte Serrat, en Itapoa; en el Dique; en el Forte de Gamboa; en Itaparica: en Pituba, y en Rio Vermelho.
Las fiestas marítimas más importantes son dos: la procesión de Nuestro Señor de los Navegantes, el 1ro. de enero, donde se destacan los signos católicos (en el ya mencionado sincretismo) y la segunda es la procesión de Yemanja, en Rio Vermelho, el 2 de febrero.
Sus hijos e hijas le traen regalos como ser perfume, aros, anillos, desodorantes, jabones, peines, collares, monedas, flores, y cartas con pedidos. Le encienden velas en las rocas y en la playa.
La fiesta de Rio Vermelho es la mayor de todas reuniéndose en el Largo de Santana (avenida se Santa Ana) gente de mar y de las diferentes casas de santo.
Una semana antes la avenida es ocupada con puestos, luces, carteles, vendedores ambulantes y músicos. La gente se reúne y come, canta, bebe y baila, aumentando la multitud a medida que se aproxima la fecha.
Al lado de la pequeña iglesia, en la punta de tierra que penetra en el agua, los pescadores construyeron un austero recinto que es la «casa-do-peso» o el «peji» de Yemanja. Donde desde temprano, desfilan los fieles depositando en los «balaios» (canastos para ofrendas) las ofrendas, compuestas por todo lo que corresponde a la belleza de una mujer vanidosa.
Las esposas de los pescadores, de los saveiristas y de los marinos en general, le traen regalos acompañados con cartas donde escriben sus ruegos. Es que ellas viven con el miedo de la espera cuando los hombres parten con sus pequeñas barcas, canoas o jangadas.
Piden por la vida de sus esposos y por la abundancia en la pesca. También piden para que la Reina del Mar no ponga sus ojos de amor sobre los esposos y desate tempestades que los lleve al fondo del mar, a su morada. «Ya”, elige cada ano sus novios con los cuales partirá a las nupcias de naufragio para su fiesta de amor.
La fiesta es muy alegre, en el ritual afro-brasilero los dioses cantan y bailan confraternizando con los hombres. Es interesante ver como para ellos no existe la tristeza. Esta es privativa de los blancos.
Por la tarde las ofrendas son llevadas a la playa y ahí cargadas en tantos saveiros o embarcaciones necesarias para transportarlas. Una multitud baja a la playa acompañándolas. Durante el día se fueron juntando saveiros, yates, canoas, lanchas, escunas, jangadas, y buques de turismo que seguirán a los barcos con las ofrendas.
Es el momento culminante del ritual. Se aguarda con gran expectativa y un frio silencio se prolonga hasta saber si las ofrendas son aceptadas o no por la Rainha do Mar. Si el mar las devuelve, un ano sombrío espera a todos los navegantes y sus familias; si en cambio se hunde rápidamente quiere decir que son de su agrado y comienza un ano de abundante pesca y sin temporales. La Mae dos Santos indica el resultado y si es positivo la fiesta estalla por toda Bahía: el pueblo danza en las calles, plazas y bares.
Es impresionante ver, como gente en la playa entra en trance, bailan y cantan. La policía trata de contener a la gente. Se ve bailar al pobre y al rico, a mujeres con típicos trajes bahianos y otras en jean. Las Mae dos Santos y la policía hacen palmas. Extranjeros y turistas venidos de otras partes del Brasil se quedan sorprendidos por el imponente espectáculo. Negros con raros atuendos, jóvenes y viejos acompañan la samba con una lata de cerveza y un tenedor, algunos con guitarras y otros marcan el ritmo con palmas sobre las mesas. No faltan ni curas ni putas. Todo en una mezcla ‘berlinesa’ donde los ladrones descansan mientras el alcohol corre y las peleas comienzan a sucederse.
Por todas partes se baila, en los terreiros y en los atrios de las iglesias; en los barrios y en las playas; todo un pueblo que baila y canta.
Mae d’Agua da Mariquita
El 8 de diciembre es el día de las ofrendas a Yemanja por parte de los pescadores de Mariquita. Realizando una ceremonia parecida, aunque menos numerosa y no tan prolongada, a la de Rio Vermelho.
Orixas actuales de Bahía
Los ‘orixas’ son las divinidades del culto. Son muchos, y la lista puede ser bastante larga. A modo de ejemplo tenemos a:
Xango = dios del rayo, del fuego y del trueno, es uno de los más populares y más poderosos. Sus colores son el rojo y el blanco.
Yansa = orixa de los vientos y de las tempestades. Acompaño a Xango, su marido (fue su 3er. mujer) a la guerra. Es una divinidad del rio Niger.
Eva = diosa del rio Iewa de África es una orixa de las aguas.
Oxum = segunda mujer de Xango, después de Oxossi. Es la diosa de la elegancia, de la riqueza y de hermosura. Su arma son sus encantos personales.
Oxossi = dios de la caza.
Obalue = diosa protectora de las enfermedades contagiosas,
Logun Ede = hijo de Ibaulama y Oxum. Durante seis meses es un hombre que corre los animales que caza. Durante los otros seis es una mujer muy coqueta, vive en las aguas y come peces. En el sincretismo con la religión católica es San Expedito.
Ogum = dios de la guerra, en el sincretismo es San Antonio.
Ifa = dios de la adivinación.
Orixa Oko = dios de la agricultura.
Oxulufa = Oxala el principal orixa se divide en dos, de viejo es Oxulufa; de joven es Oxaguian. Es el padre de todos los orixas, dios de la creación. Viste de blanco, las fiestas de Bonfin son las fiestas de Oxala.
Oba = esposa de Xango. Diosa del rio Oba.
Bayan = madre de Xango con la cual practico incesto.
Oxagian = Oxala joven, viste de blanco, representa el esplendor del hombre. Esposo de Yemanja.
Onile = dueño de la tierra firme. Lleva el mundo en una alforja sobre la espalda.
Ibejes = son los mellizos Damian y Cosme. En los hogares bahianos les ofrecen un ‘caruru’ (guiso de verdura) anualmente.
Así siguen muchos más, esto nos muestra la riqueza de su propia religión que, ya perdida en sus países de origen, sigue viva en América. Trasplantada por el trato más inhumano que se le puede dar a una persona: el tráfico de esclavos.
En la actualidad parte de un pueblo se basa en estas creencias. De esa forma, siempre alegres, se animan a salir al mar con sus canoas, jangadas o saveiros y subsistir.
JANGADA DE BAHIA
En la nota grande sobre las jangadas de Brasil, su historia y la actualidad está en detalle la explicación. En este grupito de fotos desteñidas por el tiempo esta la jangada con la que salimos a navegar en tres ocasiones. No abundo en detalles dado que lo pueden encontrar en la otra nota.
La pesca con línea
En distintas oportunidades tuve la suerte de salir con los jangadeiros a pescar.
Nunca me voy a olvidar la primera vez, realmente fueron varios los problemas que ocasione, con mi voluntad de ayudar en las maniobras. Sobre todo por el escaso lugar para moverme, la falta de practica en el uso de la vela latina y el movimiento de la jangada, que es muy diferente al de un velero, ya que es muy inestable.
Conocí tres modalidades de pesca. Una vez salimos por la tarde para recién regresar al mediodía siguiente, pasando toda la noche, mar adentro, pescando. Fuimos con una jangada bastante pequeña, estando la tripulación compuesta por Bernardo y Yo. La zarpada fue con poca emoción porque para pasar la rompiente me obligaron a que me siente sobre el banco y, entre Bernardo y un ayudante, hicieron que la jangada pase las olas sin que las olas la puedan afectar. Luego subió Bernardo y con el viento de tierra, que soplaba a unos 10 nudos, nos fuimos alejando durante un par de horas. En un momento dado, Bernardo adujo la vela y despliego 5 líneas de pesca, mientras tanto la corriente nos llevaba lentamente.
Al poco rato éramos una docena de jangadas, algunas de ellas grandes, con cuatros tripulantes… Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que la intención era la pesca del cazón, aunque todos saben que es inofensivo no creo que nadie tenga la certeza de que se trata de cazones y no de tiburones. Ver la alegría que les producía cuando aparecía alguna aleta, mientras se preparaban con palos para matarlos a golpes, a mi me dejaban helado y solo pensando cuando llegaría el momento de regresar.
Mi temor que al principio se limitaba a las cámaras fotográficas, paso rápidamente a mi persona. Pasó así toda la noche, vigilando las líneas de pesca que nos brindaron 4 excelentes peces, 3 sardas y un pez limón. Pero con el sol llegaron más problemas porque Bernardo es de los pescadores que están acostumbrados a salir al mar a sin comida y sin agua potable. Esperar a que el viento sople nuevamente hacia tierra y el tiempo de navegación bajo el ardiente sol del norte de Brasil se encargo del resto. Mi experiencia termino con un principio de insolación y deshidratado debiendo pasar un par de días haciendo reposo.
La segunda vez fue una de las comunes salidas diurnas, la cual comienza a la madrugada para finalizar, cuando cambia el viento, después del mediodía.
En esta oportunidad no lleve cámaras fotográficas pero si me cerciore que llevaran agua. Además me prepare un buen sombrero, pantalón y camisa para una mayor protección del sol. Tal cual lo hacen ellos.
Salimos cerca de las 5.30 con varias jangadas más, pero a diferencia de la vez anterior, cada uno tomo rumbos distintos. En total éramos cuatro tripulantes y a decir verdad, me hicieron trabajar bastante. Me dieron tres líneas, una en cada mano y la otra la ate a un madero. Cosa que no le gusto mucho a «Bernardo»; sostenía que se podía cortar como luego sucedió.
En el banco de proa llevábamos colgadas dos calabazas con agua, otra con ‘farofa’ (harina de mandioca molida gruesa), líneas de pesca, cabos y un par de canastos.
A medida que sacábamos pescados, los colocábamos en un gran canasto llamado «sambura”, previa marca que cada uno le hacía para poder reconocerlos. Jao los marcaba en el espinazo, Elbo en la cabeza, Bernardo no los marcaba y los míos iban para Bernardo que era el dueño de la jangada.
Según lo que me contaban pude establecer que la media por mes es de 400 kg. , a veces sacan hasta 50 kg. por salida. Los peces más grandes se atan en el centro de la jangada.
Los nombres de los peces que pude entender son:’ pirapiranga, guaiuba, dentao, cioba, garoupa, xira y sirigado ‘, entre otros.
El regreso esta vez fue un tanto diferente, ya que una vez guardados los elementos de pesca comimos ‘farofa’ y para bajarla gran cantidad de agua.
Saque de un sobre hermético los cigarrillos, todos fumamos con gran tranquilidad mientras me preguntaban la modalidad de pesca en la Argentina, extrañándose que no existiera jangadas. Elbo aconsejo a los demás en no pensar de ir a vivir a la Argentina, no sabrían que hacer sin jangadas.
Bernardo estaba contento porque capture 9 piezas (no muy grandes) y tan solo perdí una vieja línea. En forma de gratitud me invito a cenar en su ‘barraca’.
Volvimos a tierra rápidamente con un buen viento del N.E. que nos daba por la aleta. Para pasar la rompiente soltó la vela a último momento para disminuir el impacto y ayudándose con los remos, la mantuvieron perpendicular a las olas.
Durante la cena, en la cual comimos algo llamado ‘Caruru’, similar a un extraño guiso de verduras y un excelente ‘acaraje’ (albóndigas fritas de camarón con porotos) me invito a salir nuevamente al día siguiente.
Pesca con red y trampas
Esta salida fue la más breve y a su vez la más divertida, ya que fuimos a los arrecifes a pescar con red. Esta tiene piedras que la mantienen en el fondo y en el borde superior flotadores. Un extremo se ata a la jangada y con otra auxiliar, más pequeña, se describe un gran círculo. Luego se trae todo el conjunto a la principal y se iza a bordo.
Esta operación la repetimos cinco veces, aunque no siempre salía de la misma forma debiendo bucear para desenganchar la red en tres ocasiones. La pesca fue abundante y muy variada.
El mar bullía cuando rompía contra los arrecifes formándose gran cantidad de espuma. La jangada desaparecía debajo de esta al cruzarlos, quedando solo los bancos y la vela fuera del agua.
También me explicaron que la pesca entre los arrecifes se daba con abundancia solo en ciertos días donde factores como corriente, viento, sol y temperatura se conjugan.
Simultáneamente a nuestra pesca vimos como otras jangadas se encargaban de revisar trampas para langostas o cangrejos. Sea renovando carnadas o cambiándolas de sitio.
Luego de cuatro horas regresamos con un mar algo agitado. Las olas que se nos acercaban por la popa, nos pasaban reventando contra la jangada bañándonos. Cada tanto barrenábamos alguna con bastante temor de que se cruce, con el consiguiente peligro de tumbar y perder la pesca. Pero todo termino bien y causamos un sin número de comentarios por parte de los otros pescadores, al regresar con semejante botín.
Luego de retirada del agua y colocada sobre rodillos de troncos, la alejamos de la rompiente dejándola con la vela extendida para que se seque.
CANOAS DE CORTEZA DE AMAZONIA E INDONESIA
Vemos en la foto como descortezan en la actualidad y arman una canoa solo de corteza. Esta técnica es de las más primitivas. Retiran la corteza de un solo árbol y la usan hasta que ya no presta más utilidad. Parecido al uso dado por la tribu Arara. De esta forma encontramos canoas por todo el mundo. Tanto en Australia como otras partes de América del sur. Zonas tropicales con muchos ríos, lagunas etc. Muchas veces es más fácil la comunicación por los ríos o arroyos que atravesar la selva. Las técnicas son parecidas y lo más sencillo, si se trataba de una sola corteza era ligar la proa y la popa con otras fibras vegetales. En las fotos estamos viendo que en este caso unen cortezas.